Tres años después, bajo la dirección de Münnich sirvió en el ejército contra los turcos, defendiendo Malorosiya hasta 1739.
Buturlín y su descendencia serían elevados a la dignidad de conde del Imperio ruso en 1760.
Durante la Guerra de los Siete Años, el comandante en jefe Piotr Saltykov cayó enfermo.
En el ejército ruso en lucha contra las tropas prusianas de Federico II, se producían abundantes deserciones.
La guerra se desarrollaba en una arruinada Silesia, con la población dispersa, y el ejército tenía grandes dificultades para encontrar comida.
El vaticinio fue correcto: la excesiva discreción de Buturlín y su tensa relación con el comandante de las fuerzas austríacas Laudon le dieron una clara ventaja a Federico II.
Catalina II le concedió un diploma por todos sus servicios y premios, así como una espada con diamantes.
Yekaterina fue enterrada junto a Buturlín en el monasterio de Alejandro Nevski.