En 1858 ingresó en la École Nationale des Chartes y tres años después se graduó como archivero paleógrafo.
Su obra La chaire française au moyen âge, (El púlpito francés en la Edad Media), fue premiada por la Academia de las inscripciones y lenguas antiguas en 1868 y fue considerada posteriormente por algunos como su obra magna.
[2] Su atención se centra en el contenido de los sermones y en el carácter del predicador como medio para aprender algo de la sociedad a la que van dirigidas las homilías.
Su examen detallado revela aspectos significativos referentes al comercio, la política, la reforma de la Iglesia, la situación social de la mujer o el matrimonio.
Su triple enfoque de la predicación medieval como materia de estudio (los sermones, los predicadores, la sociedad) sigue considerándose válido en la historiografía del siglo XXI.