Aléria

Córcega entra así en contacto con otras civilizaciones mediterráneas, por el comercio especialmente.

Los autóctonos no vienen a la ciudad más que para comerciar pero ven sus viviendas rechazadas hacia las alturas y los bosques.

Los etruscos se interesaron por la opulenta Alalia y se aliaron con los cartagineses para combatir la piratería griega de Alalia y derrotaron a los foceos en la batalla naval de 535 a. C. Los foceos perdieron sesenta de sus naves y fueron obligados a huir en masa hacia Massalia o Italia.

En el emporio de Alalia poblaciones etruscas y cartaginesas cohabitan con las griegas.

Augusto le promete ser la capital de Córcega: allí vive el procurador del emperador en un palacio.

La leyenda dice que sus restos mortales fueron milagrosamente conducidos a Mónaco en una barca guiada por una paloma.

Tras la caída de Roma, hacia el siglo V, los vándalos que afluyen a Córcega arrasan la ciudad.

En el siglo XV, los genoveses intentan en vano reedificar la ciudad y construyen un fuerte.

El ARC es disuelto el 27 de agosto, lo que da lugar a nuevos enfrentamientos armados en Bastia, que se saldan con un muerto y varios heridos entre las fuerzas del orden enviadas del continente.

Esta fortaleza abriga hoy el Museo arqueológico de Aleria.