Aslán Masjádov lo destituyó inmediatamente de la silla del «muftí jefe».
Kadírov nunca aceptó este decreto, aunque unos meses más tarde abdicó debido a su carrera como presidente civil.
Según James Hughes, el cambio de sentido de Kadírov podría haber sido motivado en parte debido a su preocupación por la desesperada condición de la población chechena y por el temor a la creciente influencia sectaria wahabí en la insurgencia.
Una explosión causada por una mina terrestre en los asientos de personalidades del estadio de Grozni, mata a Kadírov, sus dos guardaespaldas, al presidente del Consejo del Estado Checheno, un periodista de Reuters, y a un niño.
Hubo además 56 heridos, entre quienes figuró el general Valeri Baránov, comandante de las fuerzas rusas en Chechenia.