Actimel® es la marca comercial bajo la que se comercializan una serie de productos lácteos probióticos.
[2] Estos alimentos fermentados están enriquecidos con diferentes vitaminas como la D o B6.
En algunos mercados, como el de Estados Unidos y Canadá, se comercializa este mismo producto bajo la denominación DanActive®.
La marca se comercializa en varios países de la Unión Europea como España, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Bélgica, etc. Actimel fue uno de los primeros alimentos funcionales que salió al mercado después del producto japonés Yakult.
[7] El producto Actimel® posee también los cultivos lácticos tradicionales de los yogures: Lactobacillus delbrueckii subsp.
[9] www.actimel.com (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
[15] Otro estudio relativo a su efecto sobre la resistencia a infecciones típicas de invierno (respiratorias y gastrointestinales) en personas de edad muestra que, si bien no se produce una menor incidencia en los sujetos que consumieron lácteos fermentados con L. Casei DN114001, la duración de las infecciones y la temperatura máxima (fiebre) son algo menores en los mismos.
[16] Por otro lado, estudios de la Universidad de Viena no mostraron diferencias significativas en el efecto estimulador del sistema inmunitario entre yogures tradicionales y los productos probióticos como Actimel en mujeres jóvenes y sanas.
A lo largo de los años la marca ha abanderado la alimentación funcional con su comunicación y sus productos.
Sus comunicaciones en España han contado con varias celebridades e incluso en el año 2016 firmó un acuerdo de colaboración con la marca Star Wars.
En el año 2015 lanzó al mercado el Actimel Pro-Vital, una nueva gama de productos que además del fermento y vitaminas, contenía ginseng.
En el proyecto se mencionaba que «el Gobierno Nacional a través de la Secretaría de Salud obligó a la Empresa Láctea "La Serenísima" a indicar en su publicidad que el producto no debe consumirse por un tiempo prolongado; y cumplieron, pero en una forma tan sutil que ningún consumidor lo percibe», considerando fundamental que «mediante una Ley se obligue a todas las empresas alimentarías a indicar en sus productos estos efectos colaterales para que la población sea quién decida consumir o no dicho producto, y se evite ser engañada mediante avisos publicitarios».