En 1842 entró en la vida política, siendo elegido en ese año para diputado del departamento de Hautes-Pyrénées.
Desde ese momento hasta su muerte, buscó relacionarse activamente con los asuntos de su país.
Accedió de buena gana a la Revolución de 1848, y se ha dicho que ejerció una influencia decidida en materias financieras sobre el gobierno provisional que se formó.
Durante la presidencia de Napoleón III fue cuatro veces ministro de finanzas, y tomó una papel importante en las reformas económicas que se hicieron en Francia.
Fould, además de las pocas comunes habilidades financieras, tenía el gusto por las bellas artes, que desarrolló y refinó durante su juventud visitando Italia y las costas del este del Mar Mediterráneo.