A las 21:35 hora local, todos los pasajeros, incluidos los fallecidos, habían sido retirados / evacuados de los restos.
El tren involucrado en el accidente fue construido por la compañía japonesa Nippon Sharyo en 2011, y se sometió a importantes trabajos de mantenimiento en 2017.
Al menos 18 personas murieron en el accidente, y otras 187 resultaron heridas, todas a bordo.
El presidente Tsai Ing-wen dijo que el accidente fue una "gran tragedia" y ordenó al gobierno y al ejército "intensificar" los esfuerzos de rescate.
Como resultado del incidente, el Partido Demócrata Progresista y el Kuomintang detuvieron la campaña para las elecciones locales de noviembre.