Aunque desde muy joven su vida se centró en las actividades agrícolas de su familia, mostró un temprano interés por la artesanía y la técnica que lo llevó a fabricar la primera "guitarra de Falcón" en 1946, utilizando un trozo de madera seca de hermosa veta que accidentalmente había encontrado cerca del río Palpa que, a pesar de ser su trabajo inicial, resultó en un instrumento muy bien construido y de muy buen sonido.
Su empresa, Guitarras Falcón, está ahora ubicada en Lima.
Durante sus 70 años de carrera como lutier, logró varios premios y reconocimientos técnicos, incluido el tercer lugar en el Concurso Mundial de Lutiers de Guitarra Clásica en París en 1987 (XV Rencontres Internacionales de la Guitare)[1] Es considerado el lutier peruano más importante del siglo XX.
Las guitarras de Falcón han sido utilizadas por muchos guitarristas clásicos de renombre en todo el mundo, así como por artistas Andinos y Criollos en Perú.
Esta característica de los materiales, unida a su peculiaridad estructural, produce un instrumento único, sólido, compacto y con un sonido muy limpio.