Durante su gestión, Rahman Arif no se destacó por ejecutar grandes iniciativas políticas, y mantuvo al Partido Baath como principal actor político de Irak y partido gubernamental de facto, preservando la influencia del poderoso jefe máximo del Baath, el general Ahmed Hassan al-Bakr.
Entre los líderes políticos iraquíes Rahman Arif era percibido como de carácter indeciso y fácilmente influenciable por el Partido Baath, aunque destacó como hombre incorruptible y que nunca aprovechó su alto cargo para enriquecerse.
Rahman Arif fue depuesto casi sin lucha y fue exiliado inmediatamente a Turquía.
Rahman Arif volvió a Irak recién en 1979, cuando gobernaba Saddam Hussein.
Tras el derrocamiento de éste, Arif emigró a Jordania el 2004, estableciéndose en Amán y muriendo allí en el año 2007.