Sin embargo, al regresar a su barrio, su hermano ya se ha hundido en las mismas peleas y se convierte en la mano derecha del Vikingo, el explotador que lo reclutó a él años atrás.
Manuel, en su afán de llevar a Vicente por el camino correcto, es incapaz de controlar las cosas y solo genera enfrentamientos y angustia a su alrededor.
Aunque el primer encuentro lleva a Silvia a creer que Manuel es un tipo peligroso y el responsable de que los muchachos anden en las peleas clandestinas, pronto se da cuenta de su equivocación y de que les une el mismo objetivo.
Para ella esto es el comienzo de un largo camino que le llevará a encontrarse con su verdadera vocación, un cambio que la enfrentará a su familia, a su novio Juan Antonio, y especialmente al temperamento volátil y el estigma de ex-presidiario de Manuel, quien vive el rechazo de sus vecinos.
En contra de todas las predicciones y usando una vieja casa abandonada, Manuel y Silvia crean el gimnasio "A Mano limpia", que logra reunir a los muchachos para practicar boxeo legal y de paso se convierte en el lugar de encuentro al que los jóvenes llevan todos sus problemas e inquietudes.