Su principal objetivo es comunicar las carreteras N-2 y AP-2 con la N-232 sin necesidad de pasar por la ciudad de Zaragoza.
La autopista está financiada con el sistema de peaje en la sombra con una concesión hasta el año 2038.
[1] En el futuro se pretende ampliar para conformar el Quinto cinturón de Zaragoza (Z-50).
Se colapsó y hundió por inundación en 2015,[2] estando varios meses cerrada al tráfico.
[3] En octubre de 2016, la concesionaria presentó el concurso de acreedores debido a la minoración de sus ingresos por la diferencia "abismal" entre lo previsto y el tráfico real, de en torno al 40 por ciento.