Desde sus inicios Última Hora se proyectó como un medio de comunicación eficiente, sin embargo, no es sino hasta que don Ruvico Ramírez González asume la dirección de la casa editorial, cuando la empresa adquiere objetivos más elevados y la maquinaria gráfica necesaria para alcanzarlos, otorgándole una alta presencia en la región y convirtiéndose en el “primer diario” para tres generaciones de portugueseños que ávidos de información lo prefieren.
Los cambios tecnológicos que la industria gráfica protagonizó durante los últimos 50 años han sido adoptados, uno a uno en este prestigioso rotativo de la región centroccidental de Venezuela, pasando del formato estándar al de tabloide amplio durante el último cuarto del siglo pasado, haciéndose más accesible y portable, llegando a vender, en su punto más alto 26 000 ejemplares diarios, con una paginación de 48.
Esa determinación le ha valido a Última Hora haber sido galardonado con el Premio Nacional de Periodismo.
La crisis económica venezolana, desatada desde mediados de 2012, desencadenó una nueva andanada gubernamental que pretende ocultar la realidad de lo que ocurre día a día en el país, y esa reprensión ha sido dirigida especialmente contra prensa escrita, que devino entre compras forzadas de diarios locales y nacionales por parte de grupos empresariales ligados al gobierno y a su partido y bajo operaciones mercantiles opacas en las que se han mantenido en el anonimato los nombres de los compradores y, a través de la Corporación Editorial Alfredo Maneiro, creada conforme Gaceta Oficial N° 40.168 del 16 de mayo de 2013, cuya función elemental es la de monopolizar el comercio del papel y demás insumos para la prensa, erigiéndose como un ente de censura por coacción, pues a los medios impresos que insisten en ser imparciales, como lo ordena la Constitución Nacional en su Artículo 58 (“La comunicación es libre y plural […] Toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo con los principios de esta Constitución…”), se les niega la posibilidad de adquirir los insumos necesarios para su subsistencia.
Última Hora, que se ha destacado desde sus primeros días por ser un diario profundamente ecuánime en el que las voces de todos los sectores políticos, empresariales, culturales, etcétera, tienen las puertas abiertas para la difusión de sus variopintas ideas, conceptos y visiones, ha sido duramente castigado, a tal punto que, el día de hoy, su paginación ha bajado a entre 16 y 24 páginas y su tiraje ha sido reducido al 20% de su capacidad operativa.