[5] El día que arranca esta historia la vida de Yamilet cambiará por completo.
Resulta que ese día Yamilet amanece con un pánico en el cuerpo, el de ser la única soltera y sin novio de todas sus amigas y ¡quedarse solterona para siempre!
Parece mentira que una joven tan bella, simpática, trabajadora y buena gente se deje afectar por semejante miedo, pero así es.
Ocurre y acontece que Yamilet se ha criado toda su vida entre vestidos de novia.
Su mamá y su abuela la sacaron adelante gracias al único oficio que saben hacer y al que se han dedicado todas las López desde tiempos de Gudelia: el de costureras.
Ese mismo día, en su apuro por llegar a tiempo a la cita de trabajo, se montará en un taxi conducido por Ignacio Castillo (Eduardo Orozco), un muchacho guapo, serio, trabajador, buena gente, solidario y bombero.
Porque Ignacio es taxista sólo en los días libres que le dan en la Estación de bomberos donde ejerce esa muy noble profesión con la que arriesga cada semana su vida por salvar a los demás.
Ese es el hombre de su vida, pero… producto del maleficio, ese mismo día, un poco más tarde, conocerá también a José Alberto Gamboa (Ricardo Álamo), el sinvergüenza.