La imagen del ureo constituyó el emblema protector preferente de muchos faraones del Antiguo Egipto, quienes eran los únicos que podían portarlo como atributo distintivo de la realeza.
El término Uræus fue empleado por el estudioso del Alto Egipto Horapolón, a finales del siglo V a. C., en su tratado Hieroglyphica, donde hace una interpretación ideográfica de la escritura jeroglífica.
El ureo tenía forma de cobra y, algunas veces, portaba la corona Roja del Bajo Egipto y la corona Blanca del Alto Egipto.
Era una serpiente que actuaba como protección de dioses y faraones en la mitología del antiguo Egipto y a la que se le atribuía la característica de ser muy poderosa.
Se las veneraba principalmente en Buto y al morir, se depositaban en cajas de bronce o madera, grabadas con relieves de imágenes de serpientes, que algunas veces tenían cabeza humana tocada con la corona Doble y el uraeus.