La Declaración de Dublín sobre el Agua y el Desarrollo Sostenible , también conocida como los Principios de Dublín , fue una reunión de expertos sobre problemas relacionados con el agua que tuvo lugar el 31 de enero de 1992 en la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente (ICWE), Dublín, Irlanda, organizada del 26 al 31 de enero de 1992.
La Declaración de Dublín sobre el Agua y el Desarrollo Sostenible reconoce la creciente escasez de agua como resultado de los diferentes usos conflictivos y el uso excesivo del agua.
La declaración establece recomendaciones de acción a nivel local, nacional e internacional para reducir la escasez, a través de los cuatro principios rectores siguientes: [1] [2]
El énfasis de la Declaración de Dublín en el valor económico del agua en lugar de en el agua como un derecho universal es muy cuestionado por las ONG y los activistas de derechos humanos (aunque el texto completo del principio 4 sí establece que es vital reconocer primero el derecho básico de todos los seres humanos a tener acceso a agua potable y saneamiento a un precio asequible ).
Sin embargo, en noviembre de 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas adoptó la Observación General Nº 15 , que fue formulada por expertos como un comentario a los artículos 11 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales . [3] En esta observación, el agua se reconoce no sólo como un recurso natural limitado y un bien público sino también como un derecho humano . Este paso -la adopción de la Observación General Nº 15- fue visto como un paso decisivo hacia el reconocimiento del agua como derecho universal.
El 30 de septiembre de 2010, el 15º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó la Resolución A/HRC/15/L.14 [4], reafirmando una resolución anterior de la Asamblea General (64/292 del 28 de julio de 2010) que reconocía el derecho al agua potable y al saneamiento como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos . La Resolución A/HRC/15/L.14 aclara que el derecho humano al agua potable y al saneamiento se deriva del derecho a un nivel de vida adecuado y está inextricablemente relacionado con el derecho al más alto nivel posible de salud física y mental , así como con el derecho a la vida y a la dignidad humana .