El Islam chiita en Uzbekistán es una pequeña secta minoritaria, compuesta casi en su totalidad por iraníes. Sólo hay tres mezquitas chiitas registradas en el país, dos en Samarcanda y una en Bujará ; ambas ciudades tienen residentes de ascendencia iraní.
El historiador Jed Snyder señala que antes de las invasiones rusas a fines del siglo XIX, las escaramuzas entre las facciones chiítas y suníes en Samarcanda "no eran infrecuentes". Sin embargo, señala que los chiítas fueron asimilados en gran medida por los suníes en el período posterior a la ocupación rusa. [1]
Aunque el gobierno ha permitido que estas mezquitas chiítas registradas funcionen, algunos chiítas uzbekos están preocupados por el hecho de que el gobierno impide el registro de nuevas mezquitas chiítas y de que el organismo religioso nacional oficial, la Administración Espiritual de los Musulmanes en Uzbekistán, no tiene representación chiíta. Además, desde la era soviética no ha habido madrasas chiítas en el país y no se han registrado nuevas desde la independencia. Quienes aspiran a convertirse en líderes religiosos chiítas sólo pueden obtener una educación chiíta yendo a Irán, pero las credenciales chiítas recibidas en Irán no son reconocidas por el gobierno uzbeko, lo que deja una escasez de líderes chiítas oficialmente reconocidos. [2]