Las Leyes Falloux promovieron las escuelas católicas en Francia en las décadas de 1850, 1860 y 1870. Fueron votadas durante la Segunda República Francesa y promulgadas el 15 de marzo de 1850 y en 1851, tras la elección presidencial de Luis Napoleón Bonaparte como presidente en diciembre de 1848 y las elecciones legislativas de mayo de 1849 que dieron la mayoría al conservador Parti de l'Ordre . Bautizadas con el nombre del ministro de Educación Alfred de Falloux , su principal objetivo era promover la enseñanza católica . La Ley Falloux del 15 de marzo de 1850 también amplió los requisitos de la Ley Guizot de 1833, que había ordenado una escuela para niños en cada comuna de más de 500 habitantes, para exigir una escuela para niñas en esas comunas. La ley de 1851 creó un sistema mixto, en el que algunos establecimientos de educación primaria eran públicos y controlados por el Estado y otros estaban bajo la supervisión de congregaciones católicas (órdenes docentes) .
La nueva ley creó una asociación entre la Iglesia y el Estado que duró hasta que las anticlericales leyes Ferry de principios de la década de 1880 establecieron la educación gratuita y laica en la Tercera República . Las leyes Falloux proporcionaron una educación primaria universal en Francia y ampliaron las oportunidades de educación secundaria. En la práctica, los planes de estudio en las escuelas católicas y estatales eran similares. Las escuelas católicas fueron especialmente útiles para la escolarización de las niñas, que habían sido descuidadas durante mucho tiempo. [1]
El objetivo principal de las Leyes Falloux era sustituir el sistema revolucionario e imperial , que había colocado todo el sistema educativo bajo la supervisión de la Universidad y de profesores formados por el Estado, a los que se acusaba de difundir ideas republicanas y anticlericales , por un sistema que devolviera la responsabilidad de la educación al clero. Este objetivo se logró en gran medida: la Ley Falloux creó un sistema mixto, público (y en su mayor parte laico) por un lado, y privado y católico por el otro.
Esta ley permitía al clero y a los miembros de las órdenes eclesiásticas, hombres y mujeres, ejercer la docencia sin más cualificación. Esta exención se extendió incluso a los sacerdotes que impartían docencia en las escuelas secundarias, en las que se exigía a los profesores laicos un título universitario. Las escuelas primarias quedaron bajo la dirección de los curas .
La ley Falloux creó una academia por departamento , descentralizando la Universidad y reforzando así la influencia local de los notables. Reorganizó el Consejo Superior de Educación y los consejos académicos, en particular otorgando un gran número de puestos a representantes de diversas religiones, sobre todo del catolicismo romano. Ocho miembros de la Universidad tenían puestos en el Consejo Superior de Instrucción Pública, junto con siete representantes religiosos (entre ellos cuatro católicos), tres consejeros de Estado , tres miembros del Instituto y tres miembros representantes de establecimientos de enseñanza "libre" (es decir, privados). Del mismo modo, los obispos fueron incluidos en los consejos académicos.
La educación primaria y secundaria se dividía entre establecimientos estatales y establecimientos privados, dirigidos por organizaciones sin fines de lucro o congregaciones religiosas. La supervisión de las escuelas era responsabilidad conjunta del alcalde y el sacerdote. La ley regulaba más estrictamente las escuelas normales de formación de maestros y se les proporcionaba a los maestros un salario mínimo garantizado. Cualquier ciudad podía transferir su colegio público al sistema católico. Todas las escuelas eran inspeccionadas por funcionarios gubernamentales y sólo el estado tenía derecho a otorgar el bachillerato. La ley funcionó como se pretendía para aumentar el papel católico. El crecimiento de las escuelas católicas entre 1854 y 1867 fue del 75 por ciento, en comparación con el 34 por ciento del sistema de educación secundaria en su conjunto. [2]
La ley Falloux se promulgó en un contexto en el que los católicos franceses estaban preocupados por el creciente papel del Estado en la educación desde la Revolución de 1789 y la reorganización de la Universidad imperial . Consideraban que el sistema de educación imperial, heredado de las reformas del Primer Imperio , difundía excesivamente las ideas de la Ilustración , republicanas y socialistas . [3] Por ello, querían que el sistema de educación volviera a sus bases durante el Antiguo Régimen .
La Restauración borbónica había satisfecho en parte estas necesidades al tolerar la enseñanza en las congregaciones religiosas, aunque teóricamente seguía estando prohibida, y también había concedido más peso a los obispos en el sistema educativo, permitiendo que los programas escolares prestaran más atención al catolicismo.
Sin embargo, la Monarquía de Julio se mostró mucho menos favorable a esta tendencia reaccionaria . Aunque la ley Guizot de 1833 satisfizo parcialmente a los católicos al autorizar la enseñanza privada en la educación primaria, mantuvo la educación secundaria y superior bajo la supervisión de la Universidad. Guizot también generalizó las escuelas normales primarias , que se encargaban de la formación de los maestros. Creadas por primera vez por la Convención Nacional en 1794, estas escuelas, relacionadas con las escuelas normales superiores , se organizaron sobre la base del decreto de 1808 que organizaba la Universidad de Francia, y fueron acusadas por los conservadores de promover el republicanismo, el socialismo y el anticlericalismo.
Tras la Revolución de 1848 , Lazare Hippolyte Carnot fue nombrado ministro de Instrucción Pública y preparó un proyecto de reforma. Nombró al republicano Jules Barthélemy-Saint-Hilaire presidente de la comisión parlamentaria que redactaría el proyecto. [4] Este último habría hecho obligatoria la educación para los niños de ambos sexos, así como una formación de tres años para los maestros, subvencionada por el Estado. Aunque favorecía las escuelas públicas, todavía permitía los establecimientos de enseñanza privados. [5] Sin embargo, el proyecto de Carnot fue dejado de lado después de su dimisión el 5 de julio de 1848. [6]
De este modo, se reanudaron los debates parlamentarios. El recién elegido presidente Luis Napoleón Bonaparte sustituyó a Carnot por Alfred de Falloux como ministro de Instrucción Pública en diciembre de 1848, permaneciendo este último en el gobierno de Odilon Barrot hasta mayo de 1849. El decreto del 11 de diciembre de 1848 convirtió la futura ley de instrucción en ley orgánica , que debía quedar reservada a la iniciativa de la Asamblea Constituyente. [4]
Falloux, un legitimista (es decir, un realista conservador), retiró oficialmente el proyecto de ley de Carnot el 4 de enero de 1849 y disolvió la Comisión de Estudios Científicos y Literarios nombrada por Carnot. Falloux tenía claramente como objetivo restaurar el catolicismo romano en la vanguardia de la educación y la sociedad francesas, describiendo su programa en sus Memorias : "Dios en la educación. El Papa a la cabeza de la Iglesia. La Iglesia a la cabeza de la civilización".
Tras disolver la comisión de Carnot, Falloux creó dos nuevas comisiones ministeriales, dedicadas a preparar los proyectos de ley para la enseñanza primaria y secundaria, que rápidamente se fusionaron. Ambas estaban compuestas por una mayoría de católicos conservadores. Presidida por el propio ministro Falloux, tenía como vicepresidente a Adolphe Thiers , [4] e incluía a católicos como el arzobispo de París, Monseñor Sibour , el abad Dupanloup (que luego se convirtió en obispo de Orleans ), etc. Sorprendentemente, Thiers, otrora crítico de la intervención de la Iglesia en la educación, fue uno de los que más apoyó la influencia de los católicos en el sistema educativo, estando dispuesto a entregar al clero la totalidad de los establecimientos de enseñanza primaria, mientras que el obispo Dupanloup y otros católicos acérrimos calmaron sus excesivas pretensiones. [4]
Molesta por esta medida, en parte porque el decreto de diciembre de 1848 había dado la iniciativa del proceso legislativo, concerniente a las leyes orgánicas, a la Asamblea, ésta nombró una nueva Comisión parlamentaria para restablecer sus prerrogativas a raíz de una propuesta del republicano moderado Pascal Duprat . [4] Esta Comisión paralela estaba presidida por el Ministro de Instrucción Pública de Vaulabelle y tenía como secretario al republicano Jules Simon . [4]
Los debates parlamentarios se centraron en el artículo 9 de la nueva Constitución, relativo a la educación. [7] El diputado católico Charles de Montalembert calificó entonces de "comunismo intelectual" el monopolio de la Universidad en el sistema educativo y afirmó que el sistema era "inferior al del Antiguo Régimen". [8] El artículo 9 proclamaba que "la educación es libre" (" L'enseignement est libre "), añadiendo que esta "libertad de enseñanza" estaba determinada por la legislación y se ejercía "bajo la supervisión del Estado". [7] Al tiempo que autorizaba los establecimientos privados, este artículo garantizaba que la educación en general estuviera bajo la supervisión del Estado. El alcance de esta última se determinaría en las leyes futuras.
El 5 de febrero de 1849, Jules Simon presentó a la Asamblea el proyecto de ley, compuesto por 23 artículos. [4] Sin embargo, el gobierno de Odilon Barrot afirmó que el mandato de la Asamblea Constituyente estaba llegando a su fin y que las nuevas propuestas de ley tendrían que ser examinadas por la siguiente Asamblea Nacional. Apremiada por el tiempo, la Asamblea Constituyente decidió entonces examinar las leyes más urgentes. El diputado Boubée , científico y profesor universitario, propuso que el proyecto de ley de educación fuera uno de los examinados, pero su moción fue rechazada por 458 votos contra 307. [4]
La discusión de la nueva ley tuvo que esperar hasta las elecciones legislativas de mayo de 1849 , pero éstas dieron una mayoría absoluta al conservador Parti de l'Ordre , compuesto principalmente por monárquicos católicos, ya fueran orleanistas o legitimistas, como Falloux, que fue elegido diputado. [4]
A pesar de haber sido disuelta, la Comisión presidida por Barthélémy Saint-Hilaire y nombrada por Carnot presentó su proyecto y su informe a la Asamblea el 10 de abril de 1849. [4] Este trabajo fue ignorado durante los debates posteriores. [4] El 18 de junio de 1849, Falloux presentó a la Asamblea el proyecto de ley elaborado por la comisión ministerial que él mismo había nombrado. Falloux retomaba así sus planes: «La instrucción ha quedado demasiado aislada de la educación; la educación ha quedado demasiado aislada de la religión». [4]
La Asamblea nombró otra comisión parlamentaria, en la que los católicos volvieron a tener la sartén por el mango. Entre sus miembros se encontraban Salomon (de Mosa ), el teólogo protestante Coquerel , Baze, el teólogo Armand de Melun (que había sido colaborador del difunto Denys Affre , antiguo arzobispo de París), de l'Espinay, Sauvaire-Barthélemy (sobrino nieto del marqués de Barthélémy ), Dufougeray, Barthélémy Saint-Hilaire , de Montalembert , Rouher , Thiers , Beugnot, Fresneau, Janvier y Parisis (obispo de Langres ). [4] La Comisión eligió a Thiers como presidente y a Beugnot como " relator " (encargado de presentar el proyecto de ley a la Asamblea). Falloux también consiguió eludir el examen de la ley por parte del Consejo de Estado , que estaba compuesto por varios republicanos. [4]
En septiembre de 1849, Falloux cayó enfermo y fue reemplazado en octubre como ministro de Instrucción Pública por Félix Esquirou de Parieu . [4] El 11 de enero de 1850, se aprobó una ley menor (llamada Ley Parieu), que simplificaba los procedimientos de suspensión y revocación de los maestros. El proyecto se volvió a discutir a partir del 14 de enero de 1850. Durante estos debates, Victor Hugo , aunque miembro del Parti de l'Ordre, criticó la renovada influencia del clero. La ley fue finalmente adoptada el 15 de marzo de 1850, por 399 votos contra 237. [9]
La Tercera República derogó o reformó la mayoría de las disposiciones de las Leyes Falloux. La ley del 27 de febrero de 1880 redujo la representación del clero en los consejos de educación. Las Leyes Ferry establecieron una educación obligatoria, gratuita y laica . La Ley Goblet derogó la primera y segunda sección de la Ley Falloux. En 1904, entre las voces cada vez más numerosas que pedían la derogación total de la Ley Falloux, el ministro Émile Combes prohibió a las congregaciones religiosas enseñar, incluso en las escuelas privadas.
Sin embargo, los católicos respondieron creando "escuelas privadas laicas", donde se mantenía la educación religiosa, aunque la enseñanza la impartían laicos, y no clérigos.
El régimen de Vichy permitió de nuevo a las congregaciones religiosas impartir clases y subvencionó fuertemente las escuelas católicas privadas. Aunque estas subvenciones se interrumpieron tras la Liberación , el Gobierno Provisional de la República Francesa (GPRF) no revocó la autorización de enseñanza concedida a las congregaciones. La ley Debré de 1959 fue más allá al hacer que los profesores de las escuelas privadas fueran pagados por el Estado.
Aunque las Leyes Falloux han sido derogadas formalmente desde la promulgación del Código de Educación en 2000, varias de sus disposiciones se han conservado en el Código y forman el principal marco legislativo para las escuelas privadas.