La fiebre primaveral es cualquiera de una serie de cambios de humor, físicos o de comportamiento que pueden experimentarse coincidiendo con el inicio de la primavera, en particular inquietud, pereza y enamoramiento. [1]
El término fiebre primaveral puede referirse a un aumento de la energía, la vitalidad y el apetito sexual, así como a una sensación de inquietud, asociada al final del invierno. Este concepto puede tener una base biológica. [2] La mejora del estado de ánimo con la llegada de la primavera y los períodos de luz diurna más largos suele ser particularmente fuerte en quienes padecen trastorno afectivo estacional (TAE), que experimentan depresiones o depresión durante los meses de invierno. [3] Los síntomas del trastorno bipolar también son más probables en primavera. [4] [5]
En los siglos XVII y XVIII en Australia, la fiebre primaveral o enfermedad de primavera describía una afección a menudo mortal asociada a lesiones cutáneas, sangrado de encías y letargo. Posteriormente, la enfermedad se identificó como escorbuto con una simple cura a base de frutas y verduras frescas en la dieta. [6]