Falarica , también Phalarica , era una antigua arma de asta ibérica de largo alcance que a veces se utilizaba como arma incendiaria .
La falarica era una jabalina pesada con una cabeza de hierro larga y delgada de unos 900 mm (35 pulgadas) de longitud unida a un asta de madera de aproximadamente la misma longitud. La cabeza de hierro tenía una punta estrecha y afilada, lo que hacía de la falarica una excelente arma perforante.
Los íberos solían atar material combustible al mango metálico del arma y utilizar la falarica como proyectil incendiario. La jabalina incendiaria alcanzaba los escudos o las fortificaciones del asedio del enemigo, incendiándolos en muchas ocasiones.
La falarica también podía lanzarse mediante el uso de lanzas o máquinas de asedio para aumentar su alcance y velocidad.
Los sitiados estaban protegidos y el enemigo se mantenía alejado de las puertas por la falarica, que muchas armas a la vez solían equilibrar... cuando era arrojada como un rayo desde los muros más altos de la ciudadela, hendía el aire surcado con una llama parpadeante, como un meteoro de fuego que se precipita del cielo a la tierra deslumbra los ojos de los hombres con su cola roja como la sangre... y cuando en vuelo golpeaba el costado de una enorme torre, encendía un fuego que ardía hasta que toda la madera de la torre se consumía por completo. [1]
Falarica proviene del griego antiguo phalòs (φαλòς), porque salía de una phala (una antigua torre redonda colocada en los muros de las ciudades y que se usaba para encender las falaricas), o de phalēròs (φαληρòς), "brillante", ya que estaba envuelta en fuego abrasador.
Aunque en algunos textos se utiliza el término falarica como descripción poética de un arma romana , su origen parece ser del Mediterráneo occidental y en la mayoría de los aspectos era similar al pilum premariano . Hay referencias a su uso cuando los íberos lucharon contra las invasiones cartaginesas . Existen restos de falarica entre yacimientos arqueológicos ibéricos y celtíberos desde el siglo III a. C. hasta el siglo I d. C.