El respeto a las personas es el concepto de que todas las personas merecen el derecho a ejercer plenamente su autonomía . Mostrar respeto por las personas es un sistema de interacción en el que una entidad garantiza que otra tenga capacidad para tomar una decisión .
Este concepto suele discutirse en el contexto de la ética de la investigación . Es uno de los tres principios básicos de la ética de la investigación establecidos en el Informe Belmont emitido por la Oficina de Investigación con Sujetos Humanos; comprende dos requisitos morales esenciales: reconocer el derecho a la autonomía y proteger a las personas que se encuentran en desventaja en la medida en que no pueden ejercer este derecho. [1] [2]
Una persona autónoma se define como un individuo que es capaz de autolegislarse y es capaz de emitir juicios y acciones basados en su conjunto particular de valores, preferencias y creencias. Respetar la autonomía de una persona implica, por tanto, considerar sus elecciones y decisiones sin obstrucciones deliberadas. También exige que los sujetos sean tratados de manera no degradante por respeto a su dignidad. En la práctica, el respeto por las personas se operacionaliza obteniendo el Consentimiento Informado de todos los individuos que van a ser sujetos de investigación.
El caso estándar para aplicar el respeto a las personas es cuando la persona que recibe la intervención de salud está en su sano juicio, capacitada para tomar decisiones personales y facultada para elegir entre varias opciones. Otros casos implican mostrar respeto a personas que por cualquier motivo no son libres de elegir entre el abanico típico de opciones a la hora de tomar una decisión. [3] [4]
En ética de la investigación médica, el término Poblaciones Vulnerables generalmente se refiere a individuos cuyas situaciones no les permiten proteger sus propios intereses. Las categorías de individuos que constituyen poblaciones vulnerables se describen en la regla común (45 CFR 46, subpartes AD). Entre ellos se incluyen personas menores de edad, prisioneros, embarazadas, discapacitados físicos, discapacitados mentales, ancianos, desfavorecidos económicamente, educativamente o subordinados en grupos jerárquicos (por ejemplo, un soldado). [5] [6]
Estos individuos tienen derecho a protección y se necesita una justificación ética adicional para involucrar a dichas poblaciones en estudios con sujetos humanos. En tales casos, se debe establecer un equilibrio entre proteger a los sujetos de la explotación y privarlos del acceso a los beneficios potenciales de la investigación.
Las razones que justificarían la participación de estos sujetos incluirían que algunos estudios no podrían realizarse sin una población vulnerable. Otra justificación sería que el objetivo del estudio es adquirir conocimientos para mejorar el diagnóstico, la prevención o el tratamiento de enfermedades asociadas específicamente a esa población. [5]
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