El quilo (del griego χυλός (chylos) 'jugo' [1] ) es un líquido corporal lechoso que consiste en linfa y grasas emulsionadas , o ácidos grasos libres (AGL). Se forma en el intestino delgado durante la digestión de alimentos grasos y es absorbido por los vasos linfáticos , específicamente conocidos como vasos lácticos . Los lípidos del quilo están suspendidos coloidalmente en quilomicrones .
Una fístula quilosa ocurre cuando uno o más defectos de los vasos linfáticos resultan en una fuga de líquido linfático, que generalmente se acumula en las cavidades torácica (pleural) o abdominal (peritoneal), [2] lo que lleva a un derrame pleural quiloso ( quilotórax ) o ascitis quilosa , respectivamente.
El diagnóstico de una fístula quilosa se puede realizar mediante el análisis del líquido pleural/peritoneal. Identificar la fuente (localizar el defecto linfático) suele ser difícil, pero se puede lograr con una linfangiografía, que en ocasiones se asocia con un efecto terapéutico fortuito (resolución de la fuga), que se cree que es secundario a un efecto esclerosante del contraste de la linfangiografía.
Debido a la extrema friabilidad de los vasos linfáticos, la reparación directa de los defectos no es práctica. Por lo tanto, el tratamiento de las fístulas de quilo se basa en la disminución de la producción de líquido linfático para permitir la curación de los defectos linfáticos o en la desviación permanente del líquido linfático de los defectos linfáticos. La disminución de la producción de líquido linfático se puede lograr mediante la restricción dietética (o el reemplazo completo de la ingesta oral con nutrición parenteral total ), así como con los medicamentos octreotida (un análogo sintético de la hormona somatostatina ) [3] y orlistat (un inhibidor de la lipasa que disminuye la absorción de grasas dietéticas). La desviación permanente del líquido linfático se puede lograr mediante la embolización del conducto torácico (un procedimiento con aguja para ocluir el conducto depositando pegamento/material embólico en él) o mediante la ligadura del conducto torácico (un procedimiento quirúrgico abierto para ocluir el conducto suturándolo firmemente).