Monseñor (del italiano monsignore[1] y este del francés monseigneur: mi señor) es un tratamiento que se emplea delante del nombre propio de algunos eclesiásticos con una dignidad especial, como los obispos y los capellanes de Su Santidad, entre otros.
Antes del papa Pablo VI eran 14 los títulos honoríficos que requerían el tratamiento, pero Pablo VI, con el motu proprio Pontificalis Domus[2] del 28 de marzo de 1968, los redujo a los tres mencionados a continuación.
Tradicionalmente en Hispanoamérica a los obispos y arzobispos no se les titula así, aunque, por influencia fracesa e italiana, se está extendiendo el llamar a un obispo o arzobispo con el apelativo de "monseñor".
La fórmula de tratamiento apropiada es "Excelencia" o "Excelentísimo y Reverendísimo Señor" para arzobispos e "Ilustrísima" o "Ilustrísimo y Reverendísimo Señor" para obispos.
En Francia, monseñor (francés monseigneur) fue un título que se daba en propiedad al delfín, y, por extensión o cortesía, a otros sujetos de alta dignidad, como príncipes, duques, pares o presidentes de consejos.