Una alhóndiga (del castellano medieval alfóndiga , a su vez del árabe al-fondaq , éste a su vez del griego pandocheion , lit.: "bienvenidos todos") o almudí , almudín , alholí , taberna o mercado de vecinos era antiguamente un establecimiento donde se vendía, compraba e incluso almacenaba grano, cuya finalidad era ayudar a los vecinos y principalmente a los agricultores en épocas de escasez. Es históricamente equivalente o derivado de los caravasares (o funduqs ) del mundo musulmán. [1] [2]
En el Reino de Aragón se establecieron consulados catalanes en todo el Mediterráneo para controlar los negocios. En los Consolats de Mar el alfòndec (misma etimología que alhóndiga ) era una parte importante del conjunto, que normalmente comprendía almacenes, hospitalidad y servicios religiosos.
Los almudíes públicos eran establecimientos gestionados por los ayuntamientos donde todos aquellos que introducían cualquier clase de grano para vender estaban obligados a llevarlos con el mismo objeto. El almudí estaba compuesto por grandes y espaciosos almacenes o lonjas en los que se colocaban convenientemente diversos tipos de grano. Estaba abierto durante el día y a este depósito acudían a menudo numerosos cuerpos y particulares que querían adquirir una determinada cantidad de cereales para sus necesidades. Cada competidor o poseedor de granos satisfacía por derechos un precio por cada cantidad de trigo , centeno , mijo , haba , maíz , vicia faba , cebada y avena que guardaba.
Actualmente las empresas y cooperativas dedicadas al sector agrario utilizan el término alhóndiga en sus denominaciones sociales, especialmente las de Andalucía y Murcia. [3] [4]
La función de estas alhóndigas, en Andalucía y Murcia, es unificar la oferta y la demanda de productos hortícolas, donde los agricultores llevan sus productos a la alhóndiga y ésta se encarga de subastarlos mediante una subasta dinámica a la baja a cambio de una comisión. [5]