El capitán William Henry Hubbard DFC (19 de mayo de 1886—19 de junio de 1960) fue un as de la aviación canadiense de la Primera Guerra Mundial al que se le atribuyen doce victorias aéreas contra aviones de combate enemigos a pesar de pasar un año y medio fuera de combate. Se destacó por su celo en las misiones de apoyo terrestre, así como por su éxito contra los cazas enemigos.
Hubbard se había mudado a Toronto en 1915 cuando se presentó voluntario para el servicio militar. Fue comisionado como segundo teniente en la Reserva Especial el 1 de enero de 1916. El 9 de mayo de 1916, recibió el certificado de piloto del Royal Aero Club n.º 2871. El 8 de septiembre, mientras volaba un Royal Aircraft Factory BE.2c para el Escuadrón N.º 5 de la RFC , destruyó un Fokker Eindekker sobre Saint-Julien. [2] El día después de Navidad, fue gravemente herido por Erwin Boehme . Tras recuperarse, fue destinado al Home Establishment como instructor. Permaneció allí hasta que fue ascendido a capitán y designado comandante de vuelo en el Escuadrón N.º 73 de la RAF , volando un Sopwith Camel . [3] A partir del 11 de abril de 1918, comenzó a anotar un goteo constante de victorias que llevaron a un total de una docena el 8 de octubre. Fue durante esta época cuando obtuvo tanto la DFC como la Barra en lugar de una segunda condecoración; se le otorgaron más por sus misiones de apoyo terrestre que por su éxito aéreo. En cualquier caso, terminó la guerra con un total de cuatro aviones de combate alemanes destruidos, uno incendiado en pleno vuelo, uno capturado y seis derribados sin control. [4]
Cruz de Vuelo Distinguido
Capitán William Henry Hubbard,
Durante las operaciones recientes, ha descendido repetidamente a baja altura para lanzar sus bombas y abrir fuego de ametralladora contra tropas y transportes. Ha demostrado la mayor valentía, criterio y presencia de ánimo. En varias ocasiones ha atacado y derribado aviones enemigos fuera de control. [5]
Barra de la Cruz de Vuelo Distinguido
Capitán William Henry Hubbard, DFC (FRANCIA).
Este oficial ha demostrado gran valentía y devoción al deber tanto al destruir aviones enemigos (de los cuales ha dado cuenta de diez) como al silenciar los cañones antitanque. El 27 de septiembre, volando a altitudes entre 200 y 1.500 pies, hizo frente a muchos cañones antitanque y los silenció, prestando así un servicio valioso. Al mismo tiempo, completó un reconocimiento detallado y preciso de la zona, localizando la posición de nuestras tropas. [6]