La gestión del tráfico espacial es definida por la Academia Internacional de Astronáutica (AIA) como "el conjunto de disposiciones técnicas y reglamentarias para promover el acceso seguro al espacio ultraterrestre, las operaciones en el espacio ultraterrestre y el retorno desde el espacio ultraterrestre a la Tierra libres de interferencias físicas o de radiofrecuencia ". [1]
El tráfico espacial incluye vehículos de lanzamiento , así como objetos en órbita como satélites de todos los tamaños y la Estación Espacial Internacional . La mitigación del riesgo de los desechos espaciales es una preocupación importante, debido a que la colisión con estos puede destruir vehículos y otros activos espaciales. [2]
La formulación de políticas puede realizarse en distintas escalas, a nivel nacional e internacional, para establecer una cooperación internacional que coordine las actividades de todas las naciones a fin de evitar colisiones, desechos espaciales y la pérdida de bienes y servicios espaciales. La oficina de las Naciones Unidas más interesada en la gestión del tráfico espacial es la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre (UNOOSA).
En 2007 , las Naciones Unidas publicaron la resolución A/RES/62/101 sobre las recomendaciones para mejorar la práctica de los Estados y las organizaciones internacionales intergubernamentales en el registro de objetos espaciales [3] . Además, se publicaron recursos y material de referencia para que los Estados y las organizaciones registren objetos espaciales [4], que proporcionaron los resultados iniciales de los debates y aumentaron la conciencia internacional sobre la cooperación internacional para la gestión del tráfico espacial. La gestión del tráfico espacial puede considerarse parte del derecho espacial internacional [5] .
En Estados Unidos, el presidente Donald Trump firmó la Directiva de Política Espacial 3 el 18 de junio de 2018, que definió la Gestión del Tráfico Espacial (STM) como "la planificación, coordinación y sincronización en órbita de actividades para mejorar la seguridad, la estabilidad y la sostenibilidad de las operaciones en el entorno espacial". [6]
El transporte de objetos al espacio exterior y la prestación de un servicio específico para la observación de la Tierra, la comunicación o cualquier otra aplicación científica, comercial o militar no se limitan a la resolución de problemas técnicos y específicos de un dominio. La diplomacia espacial entra en juego cuando se llevan a cabo negociaciones internacionales específicas para representar los intereses nacionales en una gestión del tráfico espacial internacional. Por ejemplo, el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), como infraestructura basada en satélites desarrollada por el Departamento de Defensa de los EE. UU., proporciona la señal disponible a nivel mundial para la navegación de los usuarios civiles y servicios encriptados adicionales de las fuerzas militares de los EE. UU. y sus aliados. La Unión Europea (UE) decidió ofrecer una alternativa al GPS mediante la creación de " Galileo ", un sistema europeo independiente de navegación por satélite. La diplomacia espacial es relevante para abordar los intereses nacionales en conflicto e identificar regulaciones internacionales que garanticen la seguridad, la eficiencia y la cooperación para las actividades espaciales de manera sostenible.