Marialis Cultus (en español: Devoción mariana ) es el título de una exhortación apostólica mariológica del papa Pablo VI emitida el 2 de febrero de 1974. [1] Tiene como subtítulo: « Para el recto ordenamiento y desarrollo de la devoción a la Bienaventurada Virgen María », y analiza las devociones marianas, aclarando la forma en que la Iglesia Católica Romana celebra y conmemora a María, la madre de Jesús . La exhortación buscaba integrar la devoción a María en el proceso catequético pastoral, especialmente en la catequesis litúrgica, de una manera armoniosa con las reformas del Vaticano II. María siempre debe ser entendida en relación con Jesús.
Se dice que la preparación del documento tomó cuatro años. [2]
La exhortación tiene tres partes:
Marialis Cultus ofrece directrices para la devoción a María por parte de la Iglesia, es decir, intenta asegurarse de que todas las celebraciones litúrgicas marianas y las expresiones públicas de devoción se alineen con la doctrina establecida. [L]a historia de la piedad muestra cómo "las diversas formas de devoción hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha aprobado dentro de los límites de la doctrina sana y ortodoxa" se han desarrollado en armoniosa subordinación al culto de Cristo". [3] La verdadera devoción mariana es siempre trinitaria, cristocéntrica, bíblica y eclesial.
...consideramos oportuno llamar la atención sobre ciertas actitudes de piedad que no son correctas. El Concilio Vaticano II ya ha denunciado con autoridad tanto la exageración de los contenidos y de las formas, que falsifica incluso la doctrina, como la mezquindad de espíritu, que oscurece la figura y la misión de María... Otra desviación es el sentimentalismo estéril y efímero, tan ajeno al espíritu del Evangelio, que exige una acción perseverante y práctica. Reafirmamos la reprobación conciliar de tales actitudes y prácticas, que no están en armonía con la fe católica y, por tanto, no deben tener cabida en el culto católico... [4]
Se reconoce generalmente que hay tres elementos en la devoción a María: veneración, invocación o llamado a ella para su intercesión maternal y real, e imitación. [5] La exhortación señaló que cada elemento de la vida de oración de la iglesia, incluidas las devociones marianas, debe inspirarse en la Biblia y armonizar con la liturgia. [6]
La conclusión del documento subraya el valor teológico y pastoral de la devoción a la Santísima Virgen María .