Marco III ( griego : Μάρκος Γ΄ ) sirvió como patriarca griego de Alejandría entre 1180 y 1209.
En aquella época, muchos comerciantes latinos se habían establecido en Egipto, junto con sacerdotes capellanes y prisioneros latinos retenidos por los musulmanes. En 1190, Marcos escribió al canonista bizantino de Antioquía Teodoro Balsamon para pedirle su opinión sobre si se permitía o no continuar con la práctica de admitir a los latinos a la Sagrada Comunión. Aunque el canonista dio una respuesta rotundamente negativa, Marcos la rechazó. Marcos continuó recordando al Papa de Roma en los dípticos y administrando la Sagrada Comunión a los latinos. [1]