« La lotería en Babilonia » es un cuento fantástico del escritor argentino Jorge Luis Borges . Apareció por primera vez en 1941 en la revista literaria Sur , y luego fue incluido en la colección de 1941 El jardín de los senderos que se bifurcan , que a su vez se convirtió en la primera parte de Ficciones ( 1944). Traducida al inglés por John M. Fein, fue publicada en Prairie Schooner , otoño de 1959, y en Labyrinths ( New Directions , 1962).
La historia describe una Babilonia mítica en la que todas las actividades están dictadas por una lotería que lo abarca todo , según la cual la gente debe vivir y que tiene control total sobre la vida de muchos, una metáfora del papel del azar en la vida de uno. Inicialmente, la lotería se manejaba como lo sería una lotería, con boletos comprados y el ganador recibiendo una recompensa monetaria. Más tarde, se introdujeron castigos y recompensas monetarias más grandes. Además, la participación se volvió obligatoria para todos, excepto la élite. Finalmente, se volvió tan abarcadora y tan secreta al mismo tiempo que algunos susurraron "la Compañía nunca ha existido, y nunca existirá", y algunos incluso postularon que la cuestión de la existencia de la Compañía era irrelevante, ya que Babilonia "no es más que un juego infinito de azar".
La historia trata sobre el papel que el azar juega en la vida, ya sea que los sucesos sean genuinamente merecidos o que toda la vida se base simplemente en la suerte o la pérdida. La historia hace referencia a la paradoja de Zenón al usar la lotería como metáfora de todos los posibles sucesos aleatorios que podrían ocurrir entre dos puntos en el tiempo. [1] Al igual que con el destino, los babilonios intentaron obtener el control de la lotería susurrando en lugares secretos, aunque la lotería finalmente prohibió esto como una desventaja. La historia puede ser una crítica a la tendencia de los humanos a reclamar la autoridad de la naturaleza y capitalizarla, como lo hace la Compañía con el azar. La Lotería no puede ser desafiada, ya que se basa en el absoluto que es el azar. [2] Como en la mayoría de las historias de Borges, hay un poco de humor en esto. En un momento, un esclavo roba un boleto de lotería que requiere que se le queme la lengua al portador, que es la misma pena que por robar un boleto de lotería. El público entonces discute si el esclavo debe ser castigado porque es la pena por robar o porque es lo que decreta el billete.