La Gran Redada de Gitanos , también conocida como prisión general de gitanos , fue una redada autorizada y organizada por la Monarquía española que condujo al arresto de la mayoría de los gitanos de la región y al genocidio de 12.000 personas gitanas. [1] Aunque la mayoría fueron liberadas después de unos meses, muchos otros pasaron varios años encarcelados y sujetos a trabajos forzados. [2] La redada fue aprobada por el rey Fernando VI de España y organizada por el marqués de Ensenada , y se puso en marcha simultáneamente en toda España el 30 de julio de 1749. [3]
Desde un edicto real de Carlos II en 1695, los gitanos españoles habían estado restringidos a ciertas ciudades. [4] Un edicto oficial en 1717 los restringió a solo 75 ciudades y distritos, para que no se concentraran en ninguna región.
Los planes para la redada se desarrollaron en secreto. El marqués de Ensenada desarrolló un plan para arrestar a la población gitana de España y expulsarla a las colonias en las Américas. [5] Previó el obstáculo de que se buscara asilo en las iglesias bajo la ley del santuario , por lo que con la ayuda del cardenal Valenti, el nuncio papal en España, [6] pudieron lograr que el papa Benedicto XIV otorgara órdenes de extracción del santuario bajo ciertas condiciones en abril de 1748. Después de esto, el Consejo de Castilla estuvo de acuerdo con el plan del marqués de Ensenada. [7] El gobernador designado del Consejo de Castilla, Gaspar Vázquez Tablada, obispo de Oviedo , obtuvo el respaldo de Fernando VI [7] Más tarde también fue apoyado por la opinión del padre jesuita Francisco Rávago, confesor de Fernando VI, cuya respuesta sobre la moralidad de la redada se puede resumir en su comentario que: [7]
Me parecen buenos los medios que propone el gobernador del consejo para extirpar esta mala raza, odiosa a Dios y perniciosa a los hombres. El rey hará un gran regalo a Dios Nuestro Señor si consigue librarse de esta gente.
Aunque el plan original era expulsar a la población gitana a las Américas, tras conocerse el fracaso del vecino Reino de Portugal en su proyecto de expulsar a su población gitana, el plan español se modificó a la deportación interna y el encarcelamiento. [5] [7] El plan implicaba el envío de tropas a las ciudades con asentamientos gitanos, cada una de ellas con un conjunto de instrucciones selladas, que sólo se revelarían a los comandantes en una fecha justo antes de la redada en agosto. Los asentamientos gitanos debían ser rodeados, y todos los varones gitanos adultos en condiciones de trabajar eran deportados internamente para realizar trabajos forzados en los arsenales navales o en minas, prisiones o fábricas específicas. [2] Las mujeres y los niños eran obligados a fabricar ropa. Aquellos que estuvieran demasiado enfermos para viajar permanecerían bajo custodia militar hasta que estuvieran lo suficientemente bien para viajar, o hasta que alcanzaran una "muerte cristiana". La operación se financiaría con bienes y casas confiscadas de los gitanos. [3]
La mecánica de la redada variaba en eficacia de una ciudad a otra. La redada en Sevilla , donde las puertas de la ciudad fueron cerradas por el ejército que rodeaba a la ciudad para impedir la huida del objetivo, creó alarma en el público en general, que ignoraba los objetivos. La definición exacta de quién era un gitano resultó difícil en muchos casos y era propensa a abusos. Por ejemplo, los gitanos casados con no gitanos a menudo se salvaban. Los gitanos nómadas, ya menos frecuentes, resultaron difíciles de capturar. Finalmente, casi 9.000 gitanos fueron detenidos, 5.000 de los cuales fueron liberados tres meses después debido a las súplicas, las protestas de los vecinos y las autoridades locales. Los 4.000 restantes que no se beneficiaron del apoyo de la comunidad serían liberados gradualmente a partir de 1750 en adelante a lo largo de una difícil situación de ocho años durante los cuales se estima que alrededor de 500 perecieron debido a diversas causas. [8] [ página necesaria ]
La indignación y las protestas inmediatas que suscitó el encarcelamiento de los romaníes bien integrados en su comunidad llevaron a la liberación de la mayoría de los presos tres meses después de la redada. Los 4.000 restantes fueron liberados gradualmente a partir de 1750. En 1763, los cien prisioneros restantes fueron indultados y liberados por decreto real. [9]
El historiador Antonio Domínguez Ortiz afirmó en 1976 que “Ensenada planeó un verdadero genocidio”. [10] Esto es reiterado posteriormente por el historiador José Luis Gómez Urdáñez considera la redada un proyecto genocida, [11] mientras que el sociólogo Manuel Ángel Río Ruiz lo considera un proyecto de “disolución y exterminio cultural”. [12]
Nicolás Jiménez González sostiene que “es necesario destacar que la Gran Redada de 1749 es el intento de genocidio más antiguo conocido contra el pueblo gitano llevado a cabo en territorio español. Para entenderlo mejor es necesario hacer una aclaración. El término “genocidio” no existía todavía en el lenguaje de la época; en los documentos oficiales se utilizaba el término “exterminio”. Sin embargo, las autoridades no pretendían “exterminar” inmediatamente a la población gitana en las cárceles, sino que querían que la destrucción del pueblo gitano fuera la consecuencia de encarcelar por separado a hombres y mujeres, haciendo imposible la concepción de una nueva generación de gitanos. Por tanto, desde la perspectiva actual, la Prisión General se ajusta a la definición contemporánea del término “genocidio”. [13]