No hay ningún comité de selección, lo que permite que se haya convertido en un escaparate de modelos experimentales que no serían admitidos en festivales más formales.[3] El término «fringe» nació cuando, durante el segundo Festival Internacional de Edimburgo en 1948, el periodista escocés Robert Kemp advirtió sobre la existencia de aquellos grupos que empezaban a aparecer y que no formaban parte del festival oficial.Durante las primeras décadas de convivencia se produjo cierta rivalidad y enemistad entre el Fringe y el festival oficial, llegando a generar algunos conflictos puntuales, hasta que en 1991 Brian McMaster tomó la dirección del Festival Internacional.[4] También funciona como plataforma para artistas que más tarde son absorbidos por el teatro oficial subvencionado o las salas comerciales del West End londinense.Cada festival tiene un programa distinto y una página web por separado que vende boletos o facilita pases o invitaciones sólo para sus propios acontecimientos.