El modelo de Trompenaars sobre las diferencias culturales nacionales es un marco para la comunicación intercultural aplicada a los negocios y la gestión en general, desarrollado por Fons Trompenaars y Charles Hampden-Turner . [1] [2] Esto implicó una encuesta a gran escala de 8.841 gerentes y empleados de organizaciones de 43 países. [3]
Este modelo de diferencias culturales nacionales tiene siete dimensiones: cinco orientaciones que abarcan las formas en que los seres humanos se relacionan entre sí, una que se ocupa del tiempo y otra que se ocupa del medio ambiente.
El universalismo es la creencia de que las ideas y prácticas pueden aplicarse en todas partes sin modificación, mientras que el particularismo es la creencia de que las circunstancias dictan cómo deben aplicarse las ideas y prácticas. Plantea la pregunta: ¿Qué es más importante, las reglas o las relaciones? Las culturas con un alto universalismo ven una realidad y se centran en las reglas formales. Las reuniones de negocios se caracterizan por argumentos racionales y profesionales con una actitud de "ponerse manos a la obra". La investigación de Trompenaars encontró que había un alto universalismo en países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia, Alemania y Suecia. Las culturas con un alto particularismo ven la realidad como más subjetiva y dan un mayor énfasis a las relaciones. Es importante conocer a las personas con las que uno hace negocios durante las reuniones en un entorno particularista. Alguien de una cultura universalista haría bien en no descartar las divagaciones personales como irrelevantes o meras conversaciones intrascendentes durante esas reuniones de negocios. Los países con un alto particularismo incluyen Venezuela, Indonesia, China, Corea del Sur y la ex Unión Soviética. [4]
El individualismo se refiere a que las personas se consideran a sí mismas como individuos, mientras que el comunitarismo se refiere a que las personas se consideran a sí mismas como parte de un grupo. La investigación de Trompenaars arrojó algunos resultados interesantes y sugirió que las culturas pueden cambiar más rápidamente de lo que muchas personas creen. Puede que no sea sorprendente ver un país como Estados Unidos con un alto individualismo, pero México y los antiguos países comunistas de Checoslovaquia y la Unión Soviética también fueron individualistas en la investigación de Trompenaars. En México, el cambio de una cultura previamente comunitaria podría explicarse por su membresía en el TLCAN y su participación en la economía global. Esto contrasta con la investigación anterior de Hofstede , que encontró que estos países eran colectivistas, y muestra la naturaleza dinámica y compleja de la cultura. Los países con un alto comunitarismo incluyen Alemania, China, Francia, Japón y Singapur. [5]
Una cultura neutral es una cultura en la que las emociones se mantienen bajo control, mientras que una cultura emocional es una cultura en la que las emociones se expresan abierta y naturalmente. Las culturas neutrales que vienen a la mente rápidamente son las de Japón y Gran Bretaña. Algunos ejemplos de culturas altamente emocionales son Holanda, México, Italia, Israel y España. En las culturas emocionales, la gente suele sonreír, hablar en voz alta cuando está emocionada y saludarse con entusiasmo. Por lo tanto, cuando las personas de una cultura neutral hacen negocios en una cultura emocional, deben estar preparadas para una reunión potencialmente animada y bulliciosa y deben tratar de responder con calidez. En cuanto a las personas de una cultura emocional que hacen negocios en una cultura neutral, no deben dejarse intimidar por la falta de emoción. [6]
Una cultura específica es aquella en la que los individuos tienen un gran espacio público que comparten con los demás y un pequeño espacio privado que protegen de cerca y comparten solo con amigos y conocidos cercanos. Una cultura difusa es aquella en la que el espacio público y el espacio privado son similares en tamaño y los individuos protegen su espacio público con cuidado, porque la entrada al espacio público también permite la entrada al espacio privado. Se analiza hasta qué punto una cultura mantiene separadas sus vidas personales y públicas. Fred Luthans y Jonathan Doh dan el siguiente ejemplo que lo explica:
Un ejemplo de estas dimensiones culturales específicas y difusas lo constituyen los Estados Unidos y Alemania. A un profesor estadounidense, como Robert Smith, PhD, los estudiantes lo llamaban “Doctor Smith” cuando estaba en su universidad estadounidense. Sin embargo, cuando iba de compras, el empleado de la tienda podía llamarlo “Bob”, e incluso podía pedirle consejo sobre algunas de sus compras. Cuando jugaba al golf, Bob podía ser uno más, incluso para un compañero de golf que resulta ser un estudiante de posgrado en su departamento. La razón de estos cambios de estatus es que, con los valores culturales específicos de los Estados Unidos, las personas tienen grandes espacios públicos y a menudo se comportan de manera diferente según su papel público. Al mismo tiempo, sin embargo, Bob tiene un espacio privado que está fuera del alcance de los estudiantes, que deben llamarlo “Doctor Smith” en clase. En cambio, en culturas muy difusas, la vida pública y la vida privada de una persona suelen ser similares. Por eso, en Alemania, al Herr Professor Doktor Schmidt lo llamaban así en la universidad, en el mercado local y en la bolera, e incluso su esposa podía dirigirse a él formalmente en público. Se mantiene una gran dosis de formalidad, lo que a menudo da la impresión de que los alemanes son estirados o distantes. [7] [8] [9]
En una cultura de logros, a las personas se les otorga un estatus en función de lo bien que desempeñan sus funciones. En una cultura de atribución, el estatus se basa en quién o qué es una persona. ¿Hay que demostrar lo que vale uno para recibir el estatus o se le otorga? Las culturas de logros incluyen a Estados Unidos, Austria, Israel, Suiza y el Reino Unido. Algunas culturas de atribución son Venezuela, Indonesia y China. Cuando las personas de una cultura de logros hacen negocios en una cultura de atribución, es importante tener miembros mayores, de alto rango, con títulos formales y se debe mostrar respeto a sus contrapartes. Sin embargo, para una cultura de atribución que hace negocios en una cultura de logros, es importante traer miembros con conocimientos que puedan demostrar su competencia a otro grupo, y se debe mostrar respeto por el conocimiento y la información de sus contrapartes. [10]
Una cultura del tiempo secuencial es aquella en la que a las personas les gusta que los acontecimientos sucedan en orden cronológico. La puntualidad es muy valorada y basan su vida en horarios, planificación y fechas límite específicas y claras; en este tipo de culturas el tiempo es muy importante y no toleran la pérdida del mismo. En cambio en las culturas sincrónicas ven los periodos de tiempo específicos como periodos entrelazados, suelen resaltar la importancia de la puntualidad y las fechas límite si estas son claves para cumplir objetivos y suelen trabajar en varias cosas a la vez, además son más flexibles con la distribución del tiempo y los compromisos. [11]
¿Controlamos nuestro entorno o somos controlados por él? En la cultura dirigida hacia el interior, las personas creen en controlar los resultados y tienen una actitud dominante hacia el medio ambiente. En la cultura dirigida hacia el exterior, las personas creen en dejar que las cosas sigan su propio curso y tienen una actitud más flexible, caracterizada por una voluntad de llegar a acuerdos y mantener la armonía con la naturaleza.