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Paridera

Paridera es una palabra española que en la ganadería ovina hace referencia a la época de parición . También se refiere a las construcciones destinadas al cuidado de ovejas y cabras . [1] En España existen edificios de este tipo de los siglos XVII al XIX que han sido convertidos en casas u hoteles. Otras Parideras abandonadas en algunas zonas están protegidas por ley como refugio de especies animales.

Historia

La paridera es una construcción tradicional en las zonas de pastoreo del antiguo reino de Aragón , sur de Soria y norte de Guadalajara . La primera referencia data de una escritura de donación del siglo XI. En él, el rey de Castilla , Alfonso VI entrega al obispo de Sigüenza y a sus descendientes la aldea de Sabín (hoy Torresaviñán), en referencia a una paridera, cuyo documento original, escrito en latín, denominaba "ovetarium" y colocada en el Serna del obispo. [2]

Arquitectura

Las parideras se construían, normalmente a partir de rocas y troncos toscos, ya sea en zonas abiertas o en lugares montañosos, donde la protección de los depredadores o de la intemperie era beneficiosa para las ovejas. Los muros y cimientos pueden ser afloramientos pétreos naturales o cuevas naturales.

Su uso está destinado a la guarda de las ovejas, tanto para protegerlas de los animales salvajes como para salvarlas en aquellos momentos en los que no pastan. Se construyen con muros de piedra seca, cubierta a dos aguas y vigas de chopo , pino o cualquier tronco disponible. Consisten en un corral junto a la entrada principal, que dispone de un refugio o cobertizo y un recinto exterior cerrado. el corral comunica con una pequeña abertura, que se abre para permitir el paso de los Corderos, uno a uno. En su interior existe un espacio reducido llamado pajar o pajera , utilizado para almacenar heno y grano, que impide que los animales lo consuman. [3] Estas instalaciones pueden duplicarse o adaptarse para grandes rebaños con varios corrales, refugios y pajares, dando lugar en ocasiones a que su aspecto se asemeje al de una aldea.

El techo está formado en su mayor parte por troncos de madera de pino, a veces recubiertos con telas hechas de pequeñas ramas de roble, pino o enebro o en ocasiones una tela de caña tejida y enlucida cubre la estructura de madera. Se acoge sobre un lecho aislante de paja, y está destinado a sujetar las tejas árabes de terracota.

Muro de piedra construido sin mortero con grava intermedia para mejor agarre, con espesor variable a partir de 60 cm. a 1 metro, según la dureza de la zona geográfica, están fabricados en pizarra, caliza o arenisca maciza según el material más abundante.

La pared opuesta a la puerta, está equipada con una pequeña ventana de ventilación para secar el estiércol acumulado en el suelo por los animales. También en ocasiones se disponen en las paredes hendiduras longitudinales, siempre pequeñas y de un ancho no superior a 15 cm., para ventilación. Su diseño permite tapar las rendijas con piedra y trapo en la época fría del año.

Pocas parideras anteriores al siglo XVII se pueden encontrar ya que los tejados de vigas de madera no suelen durar más de 300 años sin sustituirse, o el estiércol y los parásitos de las ovejas se acumulan con el paso de los años en grandes cantidades son un problema y el sobrepastoreo agota la vegetación circundante y es preferible por los pastores para construir otra paridera para reformar la antigua. Las nuevas construcciones podrían estar en la misma majada separada de las antiguas aproximadamente 1 km o en otra zona de pastos sin agotarlas. Suelen tener cerca algún pozo, fuente natural, arroyo o poza que recoja la lluvia. A veces, una tubería o un terreno ranurado desde el techo o la ladera recoge el agua de la lluvia hasta un pozo o tanque de agua.

La paridera acumulada, estiércol animal vendido a los agricultores que lo utilizaban para fertilizar sus campos. El estiércol es también un material aislante y, como es abundante, a veces se utiliza como combustible invernal para calentarse.

Situada en un entorno natural más salvaje que el actual, la paridera permitió al hombre explotar la ganadería en las zonas rurales sin ser presa de animales salvajes como osos , lobos , buitres , águilas y zorros . También se permitía dejar al ganado sin vigilancia al parir, y como el olor de la placenta atraía a los depredadores, el uso de la paridera era imprescindible. Del mismo modo, el período entre la irrupción de los cereales -aproximadamente- hasta la cosecha en enero-julio y agosto, obliga a controlar a los animales cuando pastan, para no devastar los cultivos. Además, las ovejas posparto y los corderos recién nacidos, más débiles y más pequeños, no pueden soportar el calor del verano y, por tanto, no pueden seguir al rebaño. Las cabras y ovejas que han parido recientemente o están a punto de parir, suelen abandonar el rebaño. Para prevenir este comportamiento u otras dificultades, se los almacena durante el día y se los lleva a pastar por la noche. El nombre Paridera en español significa literalmente parto.

Las normas higiénicas para el ganado y las modernas construcciones prefabricadas han quitado a la paridera su utilidad práctica. Por eso, la mayoría están desapareciendo porque sus dueños no se dan cuenta del nuevo tejado. El tejado de teja árabe, debido a su artesanía, suele agrietarse con las heladas, provocando goteras, que acabarán por pudrir las vigas del tejado provocando su derrumbe. Los que quedan se pueden visitar en los pueblos del norte montañoso de Guadalajara y sur de Soria y de todo el semidesértico o montañoso Aragón.

Referencias

  1. ^ Diccionario de la Real Academia de la Lengua, 22ª edición, 2ª recepción
  2. ^ Layna Serrano, Francisco. "Castillos de Guadalajara" Editorial Aache, Guadalajara 1994
  3. ^ Sacristán Tordesillas, Martín/Ortiz Carrascosa, Olga "Arquitectura rural en la serranía de Guadalajara: parideras y casillos", Revista de la Fundación Jiménez Díaz, nº 247, año 2001 pp.28-32