La traducción latina parece no haber tenido apenas repercusión en su época, sin embargo, poco después se convirtió en una de las más admiradas y estudiadas, a lo cual contribuyó el poco conocimiento del griego clásico por parte de Occidente durante los siglos posteriores a su época; algo similar a lo que se ha constatado con otras obras de la literatura clásica latina, que se convirtieron en importantes referentes al no conservarse los originales griegos.
En cuanto a su origen, existen varias hipótesis; aunque en realidad, salvo la más antigua o tradicional, donde Calcidio aparece como archidiácono de Osio (presuntamente el mismo Obispo de Córdoba que junto a los sacerdotes romanos Vito y Vicente representaron al Papa en el célebre primer Concilium Ecumenicum de Nicea), hasta la fecha, no ha existido ninguna hipótesis con peso suficiente para ser considerada como oficial sobre la nacionalidad, origen o residencia de Calcidio.
Los únicos documentos que existen sobre su persona y vida, son unas dudosas cartas privadas atribuidas a Calcidio, pero en especial la célebre traducción comentada de la primera parte del Timeo de Platón, donde queda manifiesto que está dedicada al tal Osio.
En esta carta cuenta como Osio le hizo el encargo de una tarea tan ardua como la traducción y comentario del Timeo desde el griego clásico al latín, según Calcidio, algo no intentado hasta entonces (operis intemptati ad hoc tempus).
En algunos manuscritos se ha encontrado una subscriptio que añade luz a esta cuestión: "Osio episcopo Calcidius archidiaconus".