Se suele considerar a Ducrow el mejor jinete de la historia del circo.
De pequeño practicó la acrobacia y el contorsionismo, pero destacó en la equitación.
[2] Fue alumno de Philip Astley, el creador del circo moderno.
Ducrow fue el primer empresario circense en preocuparse por los aspectos más estéticos y creativos del circo, por lo que ganó en artisticidad, como se vio en varios de sus montajes, casi teatrales, como La batalla de Waterloo o El correo de San Petersburgo.
Estuvo al frente de la compañía hasta 1840, fecha en que un incendio devastó el circo.