Agustín Salas del Valle (nacido en 1964) es un asesino mexicano. Se cree que asesinó a más de 20 mujeres en la Zona Centro entre 1989 y 1993; aunque sólo fue condenado por uno de los homicidios. Era conocido como "Jack el Estrangulador", "El Estrangulador de Mujeres" y "El Mata-Meretrices". [1] [2]
Interceptaba a sus víctimas en la calle (todas ellas mujeres de entre 20 y 40 años, en su mayoría trabajadoras sexuales), las llevaba a hoteles de la Zona Centro de la Ciudad de México, alquilaba una habitación, amenazaba a las mujeres y las golpeaba, violándolas después; finalmente, las asesinaba, principalmente por estrangulamiento con objetos improvisados en la habitación (ropa del asesino, ropa de la propia víctima, cordones de cortinas, cables de electrodomésticos, etc.), aunque en ocasiones las apuñalaba. [3] Dejaba los cuerpos semidesnudos abandonados en la habitación, generalmente envueltos en cobijas y escondidos debajo de la cama. En ocasiones dejaba mensajes escritos en espejos y paredes. [4]
A finales de 1989, el cadáver de una mujer estrangulada apareció en el Hotel “Magnolia” de la calle Magnolia, colonia Guerrero, Ciudad de México. Este crimen fue considerado un hecho aislado, pero a principios de 1990, una segunda mujer murió en condiciones muy similares, seguida de otras dos en septiembre del mismo año. Era evidente que existía un vínculo entre los crímenes. A medida que los métodos de los perpetradores evolucionaron y el carácter episódico de los asesinatos se hizo evidente, surgieron sospechas de un asesino en serie. [5]
Los crímenes continuaron hasta 1993, cuando del Valle fue detenido por el asesinato de una trabajadora sexual y se convirtió en el principal sospechoso de todos los casos. Sin embargo, no se pudo demostrar su culpabilidad. En total, 27 de los 30 casos atribuidos a "Jack el Estrangulador" quedaron sin resolver y se convirtieron en casos sin resolver. Además, varios detalles hicieron creer firmemente a las autoridades que se trataba de la obra de imitadores de varios asesinos en serie.
Antes de la detención de Agustín Salas, la policía detuvo a varios hombres sospechosos de ser el estrangulador, siendo el primero Jaime Meza Roque. El 14 de diciembre de 1990, tras el asesinato de la novena víctima, Roque fue detenido tras golpear a una prostituta, pero no se pudo demostrar su implicación en los crímenes. Además, durante el encarcelamiento de Roque, el Estrangulador continuó atacando. Sólo fue procesado por la agresión física infligida a Rocío Pérez Hernández.
El 9 de septiembre de 1992, la trabajadora sexual Raquel Cisneros fue asesinada al estilo de las “Mata-prostitutas” tras ser violada y estrangulada con la correa de su bolso. En un primer momento se atribuyó el crimen al asesino en serie, pero éste había dejado que muchas personas lo vieran entrar con la víctima al hotel y salir solo, dejando huellas dactilares y muestras de ADN por toda la habitación y el cuerpo. El 25 de septiembre, dieciséis días después del crimen, José Luis Ornelas Angulo fue detenido y posteriormente condenado por el asesinato de Cisneros.
El 10 de octubre de 1992 fue encontrado el cadáver de Martha Martínez García, una trabajadora sexual de 25 años. Al igual que en el caso de Ornelas, el autor cometió errores de principiante. La escena del crimen fue una copia del primer asesinato del Estrangulador. Incluso tuvo lugar en el lugar original del asesinato, el hotel "Magnolia".
Ese mismo día fue asesinada otra mujer, pero con las características refinadas y violentas atribuidas al Estrangulador. Trece días después, el 23 de octubre, José Enrique Martínez Morales se declaró el Estrangulador, pero por más que intentó demostrarlo, no pudo describir correctamente la escena del crimen debido a que su conocimiento era por los medios de comunicación. Era un simple imitador ansioso de reconocimiento y fue detenido por el mencionado homicidio.
El 14 de abril de 1993, Filadelfo Miranda Rivera fue detenido por intentar estrangular a una prostituta, pero tenía coartadas comprobadas para la mayoría de los crímenes del Estrangulador y no se pudo probar que estuviera relacionado con ninguno de ellos. Sólo fue condenado por intento de asesinato.
El 6 de abril de 1993, el cuerpo de una trabajadora sexual fue encontrado en un hotel. Los detalles del crimen fueron impactantes: la mujer fue brutalmente golpeada y apuñalada, violada y asesinada por estrangulamiento con una corbata (que luego se comprobó que pertenecía al asesino); el corazón fue extirpado con precisión quirúrgica y el cuerpo fue dejado en la cama con los brazos y las piernas extendidas, cubierto con mantas; el perpetrador había dibujado un pentagrama y un círculo, junto con las siglas "CO" y varios garabatos.
Un testigo dio una descripción de un hombre que entró con la víctima. El 7 de agosto de 1993, después de que el Estrangulador había asesinado a otras dos víctimas, Agustín Salas del Valle, un estudiante de contabilidad de 29 años, fue arrestado.
Testimonios que afirmaron su ingreso con la mujer y su posterior salida en solitario, además de exámenes forenses, sellaron la aceptación de Salas de su destino. Nunca confesó, ni se pudo probar que tuviera vínculos con los otros asesinatos, pero el crimen del 6 de abril (con varias circunstancias agravantes) fue suficiente para condenar a Salas a 50 años de prisión. Tras su detención, los crímenes cesaron.