Kiel terminó por llamar la atención del príncipe Albrecht Sayn-Wittgenstein-Berleburg, gran melómano.
Gracias a los esfuerzos del príncipe, Kiel consiguió estudiar violín con el concertino de la orquesta del príncipe, de la que más tarde pasaría a ser solista.
Entre sus muchos estudiantes figuran Waldemar von Baußnern, Julius Buths, Frederic Hymen Cowen, Carl Lachmund, Zygmunt Noskowski, Ignacy Jan Paderewski, Emil Sjögren, Arthur Somervell, Charles Villiers Stanford y Ernst Eduard Taubert.
Kiel compuso unas setenta obras, incluyendo un concierto para piano, motetes, oratorios (tales como la Estrella de Belén), así como una Missa Solemnis y dos Réquiems.
75 & 76 en The Chamber Music Journal, R. H. R. Silvertrust destaca "Ambos quintetos son tan buenos como cualquier otro en toda la literatura."