Poco conocido en su propio país en vida, en una época en la que Suecia no contaba con grandes orquestas sinfónicas, trabajó como cirujano ortopédico en Berlín con bastante éxito.
Berwald obtuvo una beca del rey para estudiar en Berlín, en donde se dedicó a componer óperas sin posibilidad de poder representarlas.
Para subsistir en Berlín, Berwald comenzó una práctica clínica en ortopedia y fisioterapia en 1835, que resultó ser rentable.
Berwald paró de componer en Berlín, recomenzando en 1841 al mudarse a Viena y casarse con Mathilde Scherer.
En el mismo concierto su opereta Jag går i kloster ("Tomo los hábitos") tuvo un gran éxito, probablemente porque uno de los papeles fue cantado por Jenny Lind.
Su Concierto para piano en Re mayor, acabado en 1855 y destinado a su alumna Hilda Aurora Thegerström (que continuaría sus estudios con Antoine François Marmontel y Franz Liszt), no fue estrenado hasta 1904, cuando Astrid, nieta del compositor, lo tocó en un concierto de estudiantes del Conservatorio de Estocolmo.
El último movimiento ha sido comparado a otros trabajos de Robert Schumann o Edvard Grieg.
La música de Berwald no fue muy apreciada en Suecia durante su vida y llegó a recibir críticas hostiles en algunos periódicos.