Comenzó a esbozar sus ideas, en las fábricas o plantas soviéticas, en una revista llamada Bolshevik (“Bolchevique”), principal órgano de teoría política del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.
Su disertación final iría tomando forma en el artículo “Plan, beneficios y primas”, el cual sería publicado por el periódico oficial soviético Pravda en 1962.
Además, ese trabajo sería la base para las reformas económicas que intentaría implantar en 1965 el por entonces flamante régimen de Leonid Brézhnev.
Tan sólo la pequeña Estonia presentó mejoras económicas significativas y mensurables al respecto, lo que no era una mera casualidad: esta, la menos poblada de las entonces repúblicas socialistas soviéticas había sido utilizada a propósito como “laboratorio social” para implementar las nuevas medidas de relativa descentralización económica propuestas por Liberman.
Unos veinte años más tarde, particularmente entre 1986 y 1987, quien fuera el último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, intentaría llevar a cabo reformas económicas estructurales similares, mediante su política de perestroika.