La Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara es una fábrica de tapices en Madrid , España , que fue fundada en 1720 y todavía está en funcionamiento.
La fábrica fue fundada por Felipe V después de que España perdiera sus territorios belgas y sus talleres de tapices, como resultado de la Paz de Utrech . Se contrató a un maestro tejedor de Amberes . [1] El proyecto fue seguido por una serie de otras iniciativas mercantilistas llevadas a cabo en el siglo XVIII en el área de Madrid para suministrar artículos de lujo. Otro ejemplo fue la fábrica de porcelana de la Real Fábrica del Buen Retiro .
Al igual que su homóloga francesa, la Manufactura de los Gobelinos , la Real Fábrica de Tapices abastecía de tapices a la corte. En sus inicios estuvo dirigida por Jacobo Vandergoten y su familia, que procedían de Amberes y ocupaban una finca a las afueras de Madrid, junto a la Puerta de Santa Bárbara, de la que toma el nombre la Real Fábrica. Se instalaron telares de bajo lizo. En 1734, su hijo Jacob Vandergoten "el Joven" inauguró otra fábrica que trabajaba el más moderno "alto lizo".
Los tejedores trabajaban a partir de diseños conocidos como cartones. [2] Estos eran proporcionados por los pintores de la corte. En los primeros años se siguieron modelos flamencos de la escuela de David Teniers III y Philips Wouwerman .
En 1746 durante el reinado de Fernando VI , se renuevan los estilos de los cartones, que ahora miran a pintores italianos como Jacopo Amigoni , Corrado Giaquinto o a pintores franceses, entre ellos Louis-Michel van Loo y Michel-Ange Houasse , con la colaboración de Andrés de la Calleja y Antonio González Ruiz. También se renuevan los temas, que ahora incluyen una mayor variedad, desarrollándose motivos mitológicos y costumbristas pintorescos, que respondían a la finalidad decorativa de estas manufacturas. También destacan series históricas e incluso una Historia de Don Quijote, que se hace eco de los personajes ficticios de la novela .
Anton Rafael Mengs introdujo un concepto neoclásico en la composición no exento del pintoresquismo que se iba a aplicar a temas costumbristas, escenas, tipos y paisajes españoles, como producto de la influencia de la Ilustración . Para ello contó con la ayuda del arquitecto Francesco Sabatini en la labor de dirección de la Real Fábrica y posteriormente (y en sus ausencias) de Francisco Bayeu y Subías (nombrado director tras Mengs) y Mariano Salvador Maella . [3] Se contrataron jóvenes artistas españoles, como José del Castillo , Ginés Andrés de Aguirre , Antonio Barbazza, Mariano Nani, Zacarías González Velázquez , [4] José Camarón Meliá y Ramón Bayeu .
Cuando todavía tenía 20 años, el pintor Francisco de Goya recibió el encargo de realizar diseños para tapices destinados a amueblar El Escorial y El Pardo , dos de los palacios de la región de Madrid. [5] Continuó proporcionando diseños hasta 1792, cuando se retiró por enfermedad. Goya logró combinar en su obra los estilos de las escuelas anteriores y crear una propia, que a partir de entonces caracterizó a la Real Fábrica hasta su decadencia tras el reinado de Carlos IV y la Guerra de la Independencia . Muchos de los cartones para tapices de Goya se exhiben en el Museo del Prado .
La Fábrica fue premiada en la Exposición Universal de 1867. Sin embargo, la dependencia de los encargos de la monarquía española le causó problemas en el período previo a la efímera Primera República Española . [6] Con la restauración de la monarquía , la Fábrica entró en una nueva etapa a partir de 1875. [7]
La Real Fábrica estaba situada originalmente en la Puerta de Santa Bárbara, una puerta situada en el lado norte de Madrid. A finales del siglo XIX, con la expansión de la ciudad, la producción se trasladó al emplazamiento actual de la calle Fuenterrabía, no lejos de la estación de Atocha . La nueva fábrica, construida entre 1881 y 1891, fue diseñada por el arquitecto José Segundo de Lema en estilo neomudéjar . El edificio fue declarado Bien de Interés Cultural en 2006. [8]
En los años 90, la fábrica estaba en pérdidas y recibió un rescate con fondos públicos. Como parte del paquete de rescate, la empresa fue vendida por la familia Stuyck en 1996 y se convirtió en una fundación bajo los auspicios del Ministerio de Cultura con el objetivo de proporcionar una base segura para el futuro. Aunque se han reportado otros problemas relacionados con la rentabilidad, la fábrica todavía produce tapices y alfombras tradicionales, [9] continuando la tradición de trescientos años de producción artesanal de tapices y alfombras con el objetivo de mantener viva esta institución cultural y la artesanía de sus propios oficios, que están en proceso de desaparición.
La Fundación también tiene como objetivo conservar y difundir los tesoros artísticos históricos y continuar la tarea de reproducir los diseños de artistas contemporáneos, como hizo en el siglo XX con obras de Josep Maria Sert, Manuel Viola, Pablo Picasso y Salvador Dalí, entre otros pintores de renombre.
Tras la elección de Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid en 2015, salieron a la luz problemas relacionados con la permanencia sin pago de alquiler del antiguo propietario y director de la fábrica, Livinio Stuyck, en un dúplex de 700 m2 en la azotea de la fábrica. Hubo denuncias de okupación y un intento de imponer multas. [1]
En 2016 la Fundación Real Fábrica de Tapices evitó la quiebra gracias a un nuevo modelo de gestión y, sobre todo, a dos grandes encargos de tapices. La Real Fábrica de Tapices trabajó en un tapiz de casi 21 metros cuadrados sobre la masacre de Sabra y Chatila , así como en la reproducción de 32 tapices alemanes que fueron destruidos en Dresde durante la Segunda Guerra Mundial.
Además, la institución continúa restaurando ejemplos destacados del arte textil español y alquila espacios para eventos culturales y otras actividades. Además de producir nuevas piezas, participa en la conservación de textiles históricos. La Fábrica exhibe una importante colección de alfombras, tapices y herramientas. El jardín cuenta con una colección de plantas tintóreas y especies vegetales utilizadas para la obtención de fibras textiles, como el algodón o el lino. [10]