(El porcentaje de parto puede ser del 130%, que se eleva al 180% en condiciones favorables en pastos mejorados.[2]).
No siempre fue así; el ganadero Arthur Young, describió a la oveja de montaña galesa como "la más despreciable de todas las clases" y un juez en una exposición agrícola en la década de 1880 la describió como "un diminuto animal mal formado con su pelaje peludo que recuerda más al pelo que a la lana" [3] La oveja Welsh Mountain se adapta bien al entorno hostil en el que vive.
[4] Hay historias de ovejas que se alimentaban en los basureros en Blaenau Ffestiniog y de otras que sabían salvar los pasos guardaganados para acceder a mejores pastos.
En la Edad Media estas ovejas se criaban principalmente por su lana y su leche, pero en el siglo XIX se habían hecho famosas en Inglaterra por su sabrosa carne y se dice que la reina Victoria exigía cordero galés en la mesa real.
[6] La carne del cordero de esta raza es muy apreciada, y a menudo han ganado premios.