Es la más extensa e interesante de las llamadas visiones, textos que pretendían dar a conocer la suerte de las almas en la otra vida y de las que la Edad Media ha legado numerosos ejemplos.
Esta obra se debe a un monje irlandés del convento de San Pablo en Ratisbona, llamado Marcos.
El texto latino, traducido en la Edad Media a casi todas las lenguas europeas, fue publicado en 1882 por A. Wagner.
El asunto se reduce a que el protagonista cuenta que, habiendo estado sumido en un sueño letárgico durante tres días, fue conducido por un ángel en este lapso de tiempo a través de las regiones del otro mundo y describe con todo género de pormenores los suplicios de los condenados, de los que él mismo participa en las penas del Purgatorio y las delicias de los elegidos.
Sin duda Dante conoció esta visión, pues se observan en La Divina Comedia varias analogías con la obra de Marcos, quien a su vez se inspiró [1]en las narraciones anteriores del mismo género, como las de Beda y Gregorio el Grande.