Serie de televisión

Para crear una serie el procedimiento habitual es crear una prueba de concepto llamada episodio piloto o inicial, que sirve para que los productores puedan comprobar si la fórmula adoptada es buena y, al alcanzar elevada audiencia y una buena crítica, pueda ser susceptible de invertir más dinero en que tenga continuidad, se corrijan los defectos menores que puedan percibirse o, al no pasar la prueba, quede como un simple telefilme suelto.Para confeccionarlos, se recurre habitualmente a programas informáticos de guiones como Final Draft, Celtx u otros.En la estructura es importante también la "etiqueta" o tag, la escena o escenas finales que vienen tras el último intermedio comercial y que sirve para atar cabos sueltos, proponer o avistar posibles intrigas posteriores y sostener e incentivar la continuidad a largo plazo del argumento, de modo que inciten la fidelidad a la serie.Otro fenómeno a tener en cuenta son los documentales sobre el rodaje, que constituyen un género propio, destinado a explotar el mercado que constituyen los fans de la misma, pues cada serie genera además un importante merchandising.UU., las ambientadas en época actual, en torno a una familia y con tono melodramático, dirigidas en un principio por los patrocinadores sobre todo al ámbito consumidor femenino (la mujer en casa), se denominan soap operas (Dallas, Dinastía, Falcon Crest...); en Hispanoamérica, culebrones.Todos los productos de este tipo tuvieron influencia tanto en la radio como en el teatro y se caracterizaban por tener costes altos.[3]​ Asumiendo algo que terminaría por empobrecer el concepto televisivo, se prefirió como objetivo principal, fuera de educar e instruir al público, informarlo y motivarlo, más bien aislarlo del mundo real y entretenerlo, pues para las cadenas de televisión primaba la mayor cantidad de beneficios a corto plazo y al menor costo.Algunas de las más conocidas fueron I love Lucy (la cual surgió a partir de un serial radiofónico, recordando así la importancia que tuvo la radio) y Bewitched (1964-1972), ya que en ellas el público se podía identificar con típicas situaciones familiares y al mismo tiempo les permitía pasar un buen rato; sin embargo, los personajes solían ser estereotipados y las tramas argumentales repetidas, maniqueas y esquemáticas: el guion no tenía la importancia que hoy alberga (o no se pagaba muy bien).UU., Gunsmoke, de la que se emitieron 635 episodios entre 1955 y 1975 (sin contar cinco reboots posteriores).Un subgénero peculiar fueron las ficciones seriales que se centraban en animales: perros como Las aventuras de Rin tin tin (1954-1959) o delfines como Flipper (1964-1967), entre otras que se dieron también en épocas posteriores.Un ejemplo de los más originales en cuanto a su estética fue la de horror cómico familiar The Munsters (1964-1966); por otra parte, algunas series intentaban evitar la censura y el código Hays tratando serios problemas sociales específicos contemporáneos, pero trasladándolos a un tiempo ficticio futuro y lejano para volver irreal la crítica, como Star Trek: The Original Series (1966-1969), que fue criticada por cuestiones tan curiosas como las orejas de su personaje Spock, similares a las del Demonio.Otro género que se hizo popular entre los espectadores fueron las series de antología (Anthology Live Drama).Este género se caracteriza por mostrar episodios independientes que no disponen de continuidad serial entre ellos.No fue lo menos influyente que la televisión pudiera grabarse en cintas de vídeo, y después en otros soportes.En efecto, renovó las series del género policial, en el que la televisión estadounidense siempre ha destacado.Pero la que destaca por encima de todas las series televisivas fue aquella creada por David Lynch: Twin Peaks.Fuera de los precedentes, destacan ER, House M. D. o Grey's Anatomy entre muchas otras.En 1929 empezaron las emisiones experimentales en la televisión de alta definición, pero durante la Segunda Guerra Mundial se detuvieron.Este irreverente programa, protagonizado por los humoristas Eric Idle, John Cleese, Terry Jones, Michael Palin, Graham Chapman y el Terry Gillian tuvo un impacto inmenso gracias a que fue emitida en la televisión pública y porque trataba con frescura temas de preocupación social del momento con el objetivo de atacar el sistema británico establecido desde la irreverencia más absoluta.Granada Television no reparó en gastos para elaborar otro clásico, Retorno a Brideshead (1981), sobre la novela homónima de Evelyn Waugh; también a esta cadena pertenece otro clásico, Las aventuras de Sherlock Holmes (1984-1994), personaje en el que se han inspirado otras series más modernas.En estos dos territorios hubo varios personajes que aportaron cuestiones significativas al dominante modelo americano.Desgraciadamente, ese propósito no pudo llegar más allá de su telefilme Sócrates.Las series de animación se renovaron ampliando su público a la edad adulta y asumiendo igualmente guiones mucho más exigentes.En el terreno de los policiacos, el abanico se amplió al noir nórdico con series tan adaptadas como la sueco-danesa Bron / Broen (2011-2018), entre otras, y se revitalizan viejos clásicos con episodios que alcanza la extensión de largometrajes (Sherlock), 2010-2017.Esta circunstancia ha favorecido el binge-watching o marathon-viewing, un fenómeno cultural que consiste en ver programas de televisión consecutivamente.Por norma general, las series de ficción son producciones mucho más costosas que los seriales.Ello se debe a que suelen plantearse para cubrir los horarios de mayor consumo televisivo o prime time, mientras que los últimos se destinan a las bandas diurnas o daytime, donde los niveles de audiencia son menores.
Pontiac Firebird Trans Am de 1982 ( "K.I.T.T." ) de la serie Knight Rider
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