Sybilla

Sybilla recibe pedidos de grandes almacenes internacionales como Biffi, Bergdorf Goodman y Victoire.

El trío produjo en los años siguientes sus imágenes publicitarias y se convertirán en el equipo visual de la diseñadora.

Los Zuccoli le propusieron una nueva licencia y desfilar en Milán en 1988, convirtiéndose en eventos multitudinarios.

Su nombre apareció en artículos de Vogue Francia, The Face, The New Yorker, Vogue Italia, Vanity Fair, Glamour, Lei, I-D.[6]​ Sybilla estuvo presente en Japón desde 1989 junto a la empresa textil Itokin, el gigante japonés de la confección.

Se inauguró en el Palais Galliera de París la exposición Le monde selon ses créateurs, Sybilla participó junto a Vivienne Westwood, Gaultier, Romeo Gigli, Martin Margiela y Jean Charles de Castellbajac.

Sybilla se emplea a fondo en darle una personalidad potente y su fin es alejarse al máximo de la marca madre.

Sybilla construyó una mochila con paraguas incorporado que titula Shopping in the rain.

En esos años se refugió en Mallorca, donde creó un centro de estudios dedicado a la sostenibilidad y la transformación social.

[8]​ En toda la obra de Sybilla se intuye a una persona idealista que se propone mejorar el mundo que le rodea para hacerlo más sugerente, más sensible y menos anodino, una artista en el sentido amplio del término y su trabajo abarca todo tipo de prendas u objetos, desde un paraguas hasta una vela, pasando por abrigos, zapatos o bolsos.

La línea del vestido, acorde con el minimalismo que impera a mediados de los 90, es sobria y depurada.

Sybilla no sólo retoma la idea del LBD, litle black dress, muy asumido en el mundo de la moda gracias a Chanel, sino que también conecta con la más pura tradición del color negro en la indumentaria española.

[9]​ Entre sus obras decorativas cabe destacar las velas realizadas en colaboración con la empresa catalana “Cerabella”, dedicada al sector de la cerería desde 1862.