Su comienzo es un Allegro amabile, apacible, con entonaciones pastorales, a las que responden motivos arcaizantes.
En el conjunto del movimiento, es la transparencia la que predomina.
El segundo mivimiento, Lento quzsi andante, encadena a una parte pensativa, sobre un fondo de trémolos de la cuerda, un vasto episodio fugato, cuya intensidad sonora, complejidad y dramatismo van en aumento.
Por su parte, el tercer movimiento, scherzo, Allegro burlando, es danzarín y alegre, pero sin prisa, un poco pesado, está escrito sobre temas próximos a los koliadki (villancicos populares ucranianos).
Así, concluye la sinfonía con un final un tanto cerebral, que se amplía hasta convertirse en un grandioso fresco a imagen de los de Borodin y Glazunov.