Seto (barrera)

El seto vegetal es menos común en las regiones muy áridas y en las sujetas a los climas oceánicos donde la vegetación tiene dificultades para desarrollarse; en estos casos, se sustituyen por muros de piedra o por alambradas.

La palabra seto designaba originalmente no una estructura enselvada lineal, sino a los macizos forestales.

Durante la primavera y en el otoño, en clima moderado, el seto natural tiene un efecto tampón, recoge el calor para devolverlo progresivamente.

Los setos representan, respecto a una política productivista, una superficie agrícola no explotada.

Al establecer árboles con flores, con bayas o caducifolios, se puede apreciar, en cada temporada, una nueva paleta de color.

Además, algunas especies son especialmente olorosas, madreselva por ejemplo, le dará un toque agradablemente perfumado al seto.

Esta misma dualidad se manifiesta como un dipolo perceptivo en los paisajes, establecido entre un paisaje de proximidad (el que acompaña al paseante, compuesto por los bordes del camino, los vallados, ribazos, cunetas, setos verdes y otros elementos situados en el primer plano visual) y un paisaje de fondo (compuesto por los fondos escénicos, las fugas visuales hacia la lejanía).

[1]​ La importancia simbólica de las galerías arbóreas queda plasmada en numerosos textos descriptivos, que ponderan su encanto y desagradable hedor.

[3]​[4]​ Los setos aportan frutas y bayas (frambuesas, grosellas, moras, etc), son fuente también de plantas medicinales.

Seto de árboles que delimita prados y terrenos de cultivo.
Seto de árboles que actúan como cortavientos de terrenos de cultivo.
Valla de protección viva alrededor de una vivienda en Monschau .