Los sépalos envuelven a las otras piezas florales en las primeras fases de desarrollo, cuando la flor es sólo un capullo o pimpollo.
También evitan, en las especies entomófilas, que los insectos accedan al néctar sin pasar por los estambres y estigmas.
Existe variedad considerable en la forma de los sépalos entre diferentes especies.
A menudo los sépalos son muy reducidos, apareciendo como dientes o crestas.
Ejemplos de flores con periantos muy reducidos pueden encontrarse entre las gramíneas.