El carácter distintivo del aguatero australiano fue reconocido por John Gould en 1838 cuando lo describió y nombró Rostratula australis.
Más recientemente se ha demostrado que las diferencias entre estos taxones justifican el reconocimiento a nivel de especie.
Es endémico de Australia, aunque su distribución es irregular y su presencia en cualquier área en particular es impredecible.
La especie ha disminuido drásticamente durante el siglo xx y es rara en toda su área de distribución.
En Australia se clasifica como amenazada a nivel nacional con una calificación de «vulnerable».