Este recurso se comenzó a utilizar en la década de 1950.En 1951, el dibujante Al Valanis ayudó a elaborar un retrato que permitió el arresto del delincuente Red Smith.[1] En Francia, fue determinante el esclarecimiento del asesinato de Eugénie Bertrand, resuelto por el comisario Chabot de la policía judicial de Lyon, quien recortó rasgos faciales y los dispuso en tres bandas pegadas sobre regletas deslizables.Se disponía de un repertorio exhaustivo de cada rasgo facial (nariz, ojos, labios, mentón, frente, cabellos, ojos) y de posibles elementos complementarios (gafas, barba, bigotes, cicatrices) que se sobreponían en una hoja hasta la reconstrucción aproximada del rostro de la persona que se deseaba identificar.Actualmente existen programas informáticos que facilitan esta labor.
Retrato robot de
Pablo de Tarso
elaborado por la Landeskriminalamt alemana, a partir de descripciones en fuentes históricas.