Según los expertos, es considerado el retrato más verosímil del escritor.
Su autoría se atribuye a John Taylor.
El nombre del retrato se le debe a James Brydges, primer duque de Chandos, quien poseía el lienzo.
Sin embargo, no se han encontrado pruebas documentales que demuestren la verdadera fisionomía del bardo británico, además de no guardar parecido alguno con el busto erigido en su iglesia local de la Sagrada Trinidad poco después de su muerte en 1616.
Al paso del tiempo, han aparecido otros supuestos retratos que la National Portrait Gallery reunió en la exposición En busca de Shakespeare.