Rafael Frontaura de la Fuente

Sus padres lo enviaron a Europa, con la esperanza de alejarlo del teatro.

Sin embargo, se propuso realizar en Chile lo que pudo ver en los teatros de vanguardia en Francia.

Se inició en el cine mudo de su país con La última trasnochada (1926) y filmó luego Dos corazones y una tonada (1939) dirigido por Carlos García Huidobro.

En Argentina intervino en muchos filmes comenzando con Ambición y Nuestra tierra de paz, ambas estrenadas en 1939.

Arrendó el Teatro Imperial en la calle San Diego y fundó su propia compañía.